Gente corriente

Alba Marina González: "Barcelona es una ciudad salsera"

Esta mujer ha disfrutado de la salsa bailando, y ahora lo hace desde un escritorio, donde redacta una tesis doctoral.

«Barcelona es una ciudad salsera»_MEDIA_1

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CATALINA GAYÀ

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-Barcelona es una ciudad salsera.

-Sí, sí es una ciudad salsera. Quizá podría ser más salsera que otras ciudades europeas, y eso se explica por la historia y por los vínculos que ha tenido Catalunya con el Caribe, especialmente con Cuba.

-Dice que hay diferentes escenas de salsa.

-Las que yo he podido identificar son: la salsa gitana; las músicas cubanas; la escena de la salsa académico-bailable, que recae en escuelas de baile y genera congresos y exhibiciones. También las músicas latinas, en las que además se comulga con otras músicas como el reguetón, la bachata o el merengue y aparece en circuitos de ocio periféricos y en el Poble Sec. Y también hay la escena de la salsa brava, que es representativa de estudiantes universitarios latinos y catalanes. En este caso, hablamos más de fiestas que de locales.

-¿Salsa brava? Póngame en contexto.

-La salsa es una música bailable proveniente de los barrios latinos de Nueva York. Surge a finales de los años 60 y se le da comercialmente este nombre haciendo uso de una metáfora gastronómica que evoca su composición como mezcla de músicas del Caribe hispano (son, guaracha, plena) y norteamericanas (jazz, funky, soul), es decir, afroamericanas.

-¿Y por qué brava?

-La adjetivan como brava, dura, vieja... para diferenciar ese sonido, que es un emblema del barrio latino de Nueva York marginado, violento y arrabalero, de otros estilos que aparecen a posteriori,como la salsa consciente. Es una música que el sello Fania Records monopoliza y difunde de manera internacional.

-¿Y la salsa consciente?

-Surge hacia finales de los años 70 como una especie de subestilo de la salsa brava, y protagonizado por Rubén Blades. Llega a un público que no se sentía identificado con la salsa porque era la música de la gente marginal. Empieza a tener otra connotación porque habla de conflictos sociales y políticos que ocurren en América latina.

-¿Los intelectuales van hacia la salsa?

-Sí, el público bohemio, intelectual y de izquierdas se suma a la afición salsera.

-¿Y en Barcelona desde cuándo tenemos salsa brava?

-Bueno, hay testimonios de gitanos catalanes que ya escuchan esa música y la incorporan a su fiesta, y sucede de manera simultánea al origen de la salsa brava. También resulta emblemática la labor de la Orquestra Plateria, que difunde temas de salsa consciente, ya que versiona temas de Blades, como Pedro Navaja Ligia Elena.

-¿Y hoy en día?

-Desde el 2000 hay muchas agrupaciones musicales, conformadas por músicos de Colombia, Venezuela, y también catalanes y gentes de otros países. Estos grupos rinden tributo a este sonido viejo, a este sonido de los 60.

-¿Por qué se interesa por la salsa?

-Quise saber por qué esta pasión es una pasión compartida con gente no solo latina, sino de otras nacionalidades.

-¿Era bailadora de salsa?

-Sí, y luego pasé  a ser profesora de baile. En mis clases siempre quise que la gente pudiera tener una visión del recorrido histórico que ha tenido la salsa y de las distintas maneras de bailar.

-¿Dónde aprendió?

-[Silencio. Me mira y me doy cuenta de que esta es una pregunta que no tiene sentido para una caraqueña] En Caracas, viendo a otros bailar: como se aprende a bailar esto en Latinoamérica, que es en la calle.

-¿Y ha convertido su pasión en una tesis?

-Ahora es una pasión diferente de como fue inicialmente. Al principio fue una pasión desmedida, una mezcla de necesidad e idealización. He pasado de apasionada de la salsa a ser una enamorada: me interesa reflexionar sobre ella. Antes la veía desde una sala de baile y ahora la veo desde un escritorio, donde escribo mi tesis.