Un ilusionista de Hollywood

Pablo Helman ha trabajado como supervisor de efectos visuales para Lucas y Spielberg

Pablo Helman, fotografiado ayer en Sitges.

Pablo Helman, fotografiado ayer en Sitges.

JULIÁN GARCÍA / SITGES

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Pablo Helman (Buenos Aires, 1959) aterrizó en Los Ángeles en 1980 dispuesto a convertirse en compositor de bandas sonoras. No tuvo demasiada suerte con la música, pero hoy, 34 años después, es uno de los grandes ilusionistas de Hollywood como supervisor de efectos visuales de la eminente, y muy poderosa, Industrial Light & Magic, de George Lucas. Helman ha trabajado para el propio Lucas en Star wars Episodio I: La amenaza fantasma Episodio II: El ataque de los clones; para Steven Spielberg en Salvar al soldado Ryan y La guerra de los mundos; para Roland Emmerich en Independence day; para Ron Howard en Apolo 13... «En realidad, cuando rompes el hielo son gente completamente normal, con ideas buenas y con ideas no tan buenas», bromea Helman en conversación con este diario, justo después de haber ofrecido una multitudinaria clase maestra en Sitges sobre su trabajo en las calderas de la fantasía visual de Hollywood.

Afable y conversador, Helman recuerda con un brillo en los ojos aquellos históricos primeros años, a principios de los 80, en los que lo analógico empezaba a transformarse en digital. «Me sentía en mitad de una revolución. Y, sobre todo, en una situación privilegiada, porque me encantaba la informática y entonces yo era de los pocos que sabía utilizar un ordenador en un mundo aún analógico». La revolución digital, sin embargo, tiene su precio, y hoy se expande una corriente de opinión que propone cierto regreso a las viejas, cálidas texturas analógicas tras el abuso de efectos visuales generados por ordenador. En esta misma línea se ha expresado, sin ir más lejos, J. J. Abrams, director de la próxima entrega de Star wars. «Bien, esto es cierto, sí, pero yo siempre he pensado que lo mejor es combinar una cosa y la otra. En todo caso, cuando una película es realmente buena, el público no se fija en si tiene muchos o pocos efectos. Al final es lo de siempre: todo es una cuestión de calidad».

El último trabajo de Helman ha sido en Ninja turtles, que llegará a los cines el próximo día 17. «Estoy muy orgulloso de ese trabajo a nivel técnico. Pero mi recuerdo más grato es el de La guerra de los mundos: la tecnología, la estética, la relación personal, buenísima, con Spielberg...». El técnico solo lamenta la difícil situación de las empresas de posproducción, muchas de las cuales se han visto abocadas al cierre: «El problema es el dinero, la competencia y, sobre todo, la deslocalización. La tecnología ha avanzado tanto que el mundo se ha hecho muy, muy pequeño».