PSICOLOGÍA

Establece metas de forma efectiva con este método

Conseguir todos los objetivos que nos proponemos no solo es cuestión de trabajo sino que también implica haberlos establecido correctamente

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Ángel Rull

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Todo aquel que quiere lograr un objetivo se centra en el proceso y en el trabajo que para alcanzarlo se necesita. Pero a menudo fallan. Esto se debe, entre otros factores, a que no hemos establecido correctamente la meta, y, por tanto, no podemos ir evaluando si estamos realizando los pasos necesarios para alcanzarla.

Tanto si son propósitos de Año Nuevo, de inicio de curso o un ascenso en el trabajo, necesitamos establecer la meta final que queremos lograr. Antes de marcar un plan de acción debemos usar una sencilla herramienta que nos hará no fallar en todo lo que nos propongamos.

Motivos del fallo

Establecer los objetivos y empezar a trabajar para su consecución siempre parece más fácil de lo que acaba resultando a medida que avanzamos en el camino. No tener en cuenta ciertas variables nos hará caer en errores que puedan hacer que no lleguemos al lugar establecido.

Estas son las razones más comunes que suelen hacer que no alcancemos nuestras metas.

  • Poca claridad en la meta establecida.
  • Metas erróneas.
  • Objetivos poco claros.
  • Malos consejos de personas cercanas.
  • Falta de herramientas o habilidades requeridas.
  • Falta de confianza y seguridad en uno mismo.
  • Metas opuestas a nuestros valores.

Usa la meta

Tu meta debe ser una prioridad en tu vida. Es aquí donde todos los recursos giran para que acabes llegando al final del camino. Aunque no suele ser algo fácil y recto, sí puedes mantener una constancia y una motivación que te permita lograrlo.

Para establecer correctamente un objetivo, debes usar la estrategia M.E.T.A:

1. Medible

El objetivo debe ser cuantificable. Lo que nos proponemos se debe ajustar a este criterio, debe ser mensurable. De esta forma, al ser algo que se puede contar, seremos capaces de saber si nos estamos acercando o no al objetivo.

Por ejemplo, adelgazar no es una meta medible. En cambio, si lo reformulamos en bajar 4 kilos sí cumpliría este criterio.

2. Específico

Para ello necesitamos saber qué vas a lograr y cómo tiene que ser la situación en ese momento para que lo demos por cumplido.

En esta parte es importante tener claro qué queremos conseguir, asegurarnos de que vaya en consonancia con nuestros valores y que no sea algo impuesto socialmente o por nuestro círculo cercano.

Siendo específicos con la meta, también lo seremos con los pasos de nuestro plan de acción. Es el primer paso de todo el camino que vamos a andar.

3. Tangible

La meta que queremos debe ser realista. Un objetivo imposible nos desanimará tanto a la hora de empezar como de avanzar.

Querer barrer el desierto se convierte en una meta que no es tangible para nosotros. Es en este punto donde nos volveríamos a plantear el objetivo que de verdad podemos alcanzar y por el que hemos de empezar a luchar.

4. Alcanzable

Aunque queramos alcanzar metas muy elevadas, debemos ser realistas tanto con los recursos con los que contamos como con los plazos que nos establezcamos para ello. Por eso, el objetivo debe ser realista, aunque tienda a la ambición. De hecho, si fuera demasiado grande, debería reformularse para que en lugar de una única meta fueran varias intermedias que nos llevaran al resultado final.

Siempre que formulemos nuestros objetivos debemos seguir una estrategia previa. Este plan deberá hacerse desde un punto de vista positivo, ya que tirar la toalla antes de empezar acabará generando emociones negativas que harán que pase lo que pase seamos incapaces de lograr lo que nos hayamos propuesto.

Ángel Rull, psicólogo.