PSICOLOGÍA
Controla tu ansiedad en los exámenes de selectividad
Debemos aprender a relajarnos para enfrentarnos a la selectividad con éxito
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
La temporada de selectividad es uno de los momentos más estresante por los que pasa todo estudiante. En muy pocos días se decide el futuro académico y se pone a prueba todo lo aprendido durante los años previos. Siete consejos para derrotar la angustia de la selectividad.
Es aquí donde los nervios, la ansiedad y el estrés pueden jugarnos una mala pasada. Por eso, debemos aprender a relajarnos para enfrentarnos a la selectividad con éxito.
La ansiedad en los exámenes
La ansiedad en cualquier persona puede aparecer en tres niveles: a nivel cognitivo, a nivel fisiológico y a nivel emocional. Independientemente del tipo de ansiedad y del examen, el estrés puede afectarnos en uno de los niveles o en los tres a la vez, dependiendo de cada persona.
A nivel cognitivo, es decir, respecto al procesamiento mental, la ansiedad se presenta mediante preocupación excesiva, pensamientos negativos y autocrítica. Sentimos inseguridad e inferioridad, tenemos miedo a perder el control o nos bloqueamos mentalmente.
A nivel fisiológico, con nuestras reacciones corporales, aparecen problemas en la alimentación, en el sueño, tensión, falta de aire, hiperventilación y molestias gastrointestinales.
Y a nivel emocional, aparece el miedo, la angustia y la propensión a un ataque de pánico.
Causas de ansiedad
Las causas de esta ansiedad son muy diversas cuando se trata de exámenes normales, pero en el caso de la selectividad entran en juego tres factores determinantes que nos hacen perder el control sobre la presión y el estrés.
Por un lado, debemos tener en cuenta la presión social a la que se enfrenta la persona. Esta presión, que de base puede estar ya aumentada si recibimos constantemente mensajes negativos sobre nuestro rendimiento, se llega a extremar llegada la selectividad. Entra en juego el miedo al fracaso y la evaluación externa, ya que los familiares y amigos llegan a exigir, aunque sea de forma indirecta, que la persona esté a la altura de las expectativas. Por tanto, aunque la sensación de presión social es subjetiva, sí existe un factor totalmente objetivo en el que entraría en juego nuestro círculo cercano.
Por otro lado, las exigencias que nos marcamos a nosotros mismos. La autoexigencia, en su adecuada medida, es fuente de motivación y aumenta considerablemente el rendimiento. Pero si se lleva al extremo, especialmente si se junta con la presión social, repercute negativamente en nosotros y aparece bloqueo, ansiedad elevada y bajo rendimiento, sin contar las repercusiones hacia nuestra autoestima.
Y, por último, la procrastinación, el dejar para mañana lo que podemos hacer hoy. Alargamos el ocio, retrasamos la hora de ponernos a estudiar y acabamos teniendo encima la fecha de la selectividad sin habernos puesto apenas a estudiar. Es en estos momentos cuando debemos utilizar una estrategia óptima: momentos de estudio cortos, constantes y con anticipación.
Reducir puede ser muy fácil
Respira. Debes relajarte físicamente. De esta forma, calmando tu cuerpo, te será más fácil controlar la activación mental y emocional. La técnica más recomendada es la respiración diafragmática. Es sencilla, fácil de aprender y puede usarse en cualquier momento y situación.
Descansa. Duerme las horas que necesites para estar despejado, especialmente cerca del día del examen. Si no tienes horas suficientes de sueño, el rendimiento cae, la motivación desaparece y el cuerpo se fatiga y se estresa. Además, olvídate de los repasos de última hora. Si ese contenido no está ya aprendido, difícilmente lo puedes procesar con poco tiempo. Solo conseguirás mezclar conceptos.
Cuida tu alimentación. La mejor forma de estar relajado es mantener una buena rutina con la comida. Procura comer regularmente, entre 5 y 6 comidas, y con unos alimentos saludables. El exceso de hidratos o las cantidades excesivas están relacionadas con el bajo rendimiento.
Confianza. Llegados a este punto, solo puedes confiar en ti mismo. Una buena base de autoestima te reforzará de cara al examen. Todo lo aprendido está ahí y solo si aumentas la ansiedad, te bloquearás.
A pesar de todo el tiempo invertido preparando la selectividad, los nervios son inevitables. Conocer cómo gestionar la ansiedad, cómo cuidarte y cómo reducir el estrés determinará de forma casi directa tus resultados, por lo que debes cuidar tu nivel físico, mental y emocional para lograr un rendimiento óptimo.
* Ángel Rull es psicólogo clínico.
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