PSICOLOGÍA

¿No sabes cómo dar una mala noticia? Esta es la mejor forma de hacerlo

No siempre son buenas noticias, y saber cómo comunicarlo puede ayudar en la aceptación y la superación

Unos colonos llorando

Unos colonos llorando / periodico

Ángel Rull

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Las malas noticias son causa de malestar directo en la persona que las recibe. Pero también tiene un efecto negativo en aquel que transmite el mensaje. Por eso, es necesario que la noticia se transmita de la forma correcta, cuidando las palabras, el momento y el contexto.

Independientemente del grado de gravedad, debemos tener cuidado a la hora de comunicar una mala noticia ya que generará ansiedad en la otra persona que puede desbordarse si no cuidamos la forma.

Efecto de la mala noticia

Cuando una persona se entera de algo desagradable sufre cambios emocionales y fisiológicos en ocasiones incontrolables. Para observar qué ocurre exactamente en estos momentos, la Universidad de Bradford, en Reino Unido, realizó un experimento con 189 voluntarios.

El estudio consistía en mostrar a cada persona imágenes y noticias de carácter violento. Este hecho, el recibir por un medio externo algo desagradable, produjo efectos en todas las personas. Lo más notable fue que el 22% desarrolló síntomas similares a los que se sufren en estrés postraumático. Este efecto no solo se produjo en ese momento, sino que se alargó durante varios días.

¿Cómo decirlo?

A lo largo de nuestra vida nos enfrentamos en varias ocasiones al hecho de transmitir una mala noticia. Esto aparece especialmente en policías o en personas dedicadas al mundo de la sanidad.

¿Cuál es la mejor forma de dar una mala noticia? ¿Cómo podemos minimizar el daño y asegurar una mejor aceptación? Con estos consejos podrás hacerlo.

1. ¿Eres el indicado?

Es el principal punto que debes tener en cuenta. Si crees que es otra persona quien debe decírselo, busca ayudar, pero no interponerte. Y, sobre todo, evalúa que, si la noticia tiene que ser dada cuanto antes, tal vez tengas que ser tú mismo el que lo haga.

2. Cuida el momento.

Tanto el lugar donde se va a mantener la conversación como el momento deben ser bien elegidos. Es importante que sea en un lugar privado y que la persona esté prestando toda su atención.

3. Siéntate.

Aunque estemos acostumbrados a verlo en televisión, es realmente necesario que la persona esté sentada. Esto bajará la señal de alarma, propiciará la conversación y evitará que el otro caiga al suelo en caso de mareo o pérdida de conocimiento.

4. Sé directo.

Suaviza el momento, escoge bien las palabras, pero no des rodeos. Debes ir al grano. Tenemos que dejar claro cuanto antes qué ha ocurrido, ya que el otro está leyendo nuestro lenguaje e interpreta que algo va mal. Si lo postergamos, aumentamos la tensión.

5. Mantén proximidad.

Como la otra persona está sentada, debes hacer tú lo mismo. Acércate y cógele de la mano si es necesario. Una vez comunicada la mala noticia, debes calibrar lo que el otro necesita. Hay personas que prefieren un contacto físico, un abrazo, y otras que necesitan su espacio.

6. Neutralidad.

El lenguaje debe ser neutro, desde la objetividad y procurando ser claros. Evita detalles innecesarios que puedan empeorar la situación o que en ese momento no sean oportunos. Mantén los pies en el suelo, no des esperanzas si no las hay y evita el tono excesivamente optimista.

7. Empatía.

Piensa en cómo es la otra persona, cómo siente las cosas y si lo que le cuentas es muy desbordante. Mantén una actitud abierta, cercana y empática. Puedes implicarte emocionalmente, pero siempre siendo consciente que debes ser tú el apoyo.

8. Ofrece alternativas y posibles soluciones.

En muchos casos, lo ocurrido no tiene marcha atrás. Pero desde nuestro lado, podemos ofrecer métodos o herramientas que la persona pueda necesitar, como ser trasladado en coche o nuestro teléfono móvil.

Si eres tú el que debe dar una mala noticia o si trabajas en un sector donde se requiere esta habilidad, necesitas saber qué pasos hay que seguir para hacerlo. Estos 8 puntos son importantes cuando no sabemos cómo comunicar algo desagradable, pero es importante que lo hagamos.

Ángel Rull, psicólogo.