PSICOLOGÍA

¿Se pueden borrar los malos recuerdos?

Podríamos avanzar más fácilmente pero, tal vez, sin rumbo

Un fotograma de la película 'Olvídate de mí'

Un fotograma de la película 'Olvídate de mí' / periodico

Ángel Rull

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¿Te imaginas poder borrar de tu memoria todo aquello que te haga infeliz? En la película '¡Olvídate de mí!', protagonizada por Jim Carrey y Kate Winslet, los protagonistas eliminan el rastro de sus exs de su memoria para, así, evitar sufrir y seguir con la vida. Pero, esta cuestión acarrea dos dilemas: en primer lugar si esto es posible y, sobre todo, si es aconsejable. 

Uno de los fenómenos más extraños del cerebro es el bloqueo de recuerdos. Episodios que se borran, o al menos aparentemente, y a los que no podemos acceder de forma consciente. En muchos casos, se trata de un mecanismo relacionado con la protección frente a recuerdos dolorosos y episodios traumáticos. ¿Pero podemos forzar este mecanismo a nuestro antojo a voluntad?

Freud y el psicoanálisis estudiaron a finales del siglo XIX el concepto de represión (Verdrängung), un mecanismo por el cual nuestro cerebro es capaz de llevar los recuerdos a la parte inconsciente, siendo de esta forma inaccesibles para nosotros. Aunque en la práctica esta teoría parecía plausible, no pudo demostrarse científicamente hasta varias décadas después. Roland Benoit, de la Universidad de Cambridge, encontró que, mediante la supresión y la sustitución, somos capaces de eliminar o sustituir recuerdos dolorosos. 

¿Una pastilla mágica?

Nuestro cerebro utiliza esos dos mecanismos como una forma de protegernos: bloquea los recuerdos para evitar su acceso diario salvaguardando nuestra integridad emocional. Estos recuerdos no llegan a desaparecer por completo, por eso las emociones negativas pueden permanecer intactas, aunque no sepamos a qué son debidas. Ira, frustración o tristeza son los elementos que mayoritariamente se asocian a experiencias traumáticas, estén o no accesibles los recuerdos.

El Trastorno por estrés postraumático es una de las enfermedades más asociada a los eventos dolorosos y sus recuerdos. De hecho, aparece en veteranos de guerra, víctimas de violación o en personas que han sufrido catástrofes naturales. Los recuerdos asociados suelen despertar la enfermedad aproximadamente a los tres meses del hecho, nunca inmediatamente después.

La característica principal de esta enfermedad es el recuerdo recurrente altamente angustioso de lo vivido.  Hasta ahora, la terapia psicológica se basaba en enseñar técnicas de relajación, racionalizar lo ocurrido y en reexperimentar el hecho para poder afrontarlo. Pero ¿y si pudiéramos directamente eliminar el recuerdo de la persona con una simple pastilla?

Esta pregunta es la que quiso responder Merel Kindt (Universidad de Ámsterdam). Mediante el propranolol consiguieron eliminar la reacción de miedo ante recuerdos que antes sí lo provocaban. Como pudieron observar, el recuerdo permanecía intacto, pero lo que sí se había eliminado por completo era la reacción emocional asociada a ese recuerdo, en este caso, las emociones de miedo.

Pese a ello, la ciencia alerta de los pelgiros de esta pastilla mágica: quizá pudiéramos avanzar más fácilmente pero, tal vez, sin rumbo; sin la brújula emocional que marca el camino y que nos hace realmente humanos.

Ángel Rull es psicólogo clínico.