PSICOLOGÍA
Aprende a decir "no" con estos trucos
Establecer límites y tener asertividad es fundamental a la hora de desarrollar relaciones sanas y equilibradas
Ángel Rull
Licenciado en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid, con más de 10 años de experiencia en el ámbito de la Psicología Sanitaria, tanto en clínica con población general, como en hospitales, con patologías más severas. Desde 2017, trabajo diariamente con personas de diferentes edades y con una amplio abanico de problemas de manera online, rompiendo las barreras físicas de la terapia convencional.
Ángel Rull
La culpabilidad es una de las causas que nos impiden ser asertivos y ceder ante las exigencias de los demás. Acaba teniendo repercusiones directas sobre la autoestima, dejamos de lado nuestras necesidades y acabamos siendo cada vez más pasivos. Esta actitud sumisa nos predispone a volver a caer en lo que otros nos demandan. Un círculo vicioso que puede romperse si aprendemos a decir "no".
Además, la asertividad tiene un impacto no solo sobre nosotros mismos, sino que podemos ver cómo mejoran nuestras relaciones sociales, personales o familiares, pero también esa seguridad nos ayudará en nuestro puesto de trabajo.
Ser asertivo
La asertividad es una habilidad comunicativa que sostiene el equilibrio entre la pasividad y la agresividad. Es la forma que tenemos de saber decir "no", escuchar y hacer valer nuestras necesidades, y que hace que las relaciones que mantenemos se sustenten en la reciprocidad.
Saber expresar nuestros sentimientos y nuestros deseos requiere de una habilidad a nivel personal y social. Nuestras interacciones deben ser claras, directas y justas, sin invadir a los demás ni sentirnos nosotros invadidos. Esto se basa en muchas ocasiones en un punto fundamental: saber decir "no".
Ventajas del 'no'
Empezar a decir "no", es algo que lleva un proceso, un tiempo de adaptación a la nueva situación y una necesidad de recordar que tenemos derechos, independientemente de la opinión o el juicio del otro.
Pero, además, para poder empezar a decir "no", debemos tener en cuenta todas las ventajas que ello supondría:
- Simplificar nuestro modo de vida. Eliminamos todo lo banal y nos centramos en aquello que realmente nos aporta.
- Mayor tiempo para poder dedicar a aquellas personas con las que nos gusta relacionarnos o a actividades gratificantes.
- Mejora en la toma de decisiones.
- Establecer límites y ganar en seguridad a la hora de buscar nuestro bienestar.
Saber decir "no"
No aceptar las propuestas de los demás se ha asociado tradicionalmente al egoísmo y la falta de respeto. Sin embargo, con el tiempo hemos aprendido que ese tiempo que cedemos a los demás acaba no siendo recompensado y que la falta de asertividad tiene consecuencias negativas sobre nosotros mismos. Por eso, debemos aprender a decir "no".
A través de los siguientes trucos podrás ser más asertivo:
1. Cambia tu punto de vista
Debes dejar de asociar la negativa con el agravio al otro, o con la pérdida de oportunidades. Es importante asumir que para poder decir que sí a unas cosas, a otras estarás diciendo que no, y ese no nos lleva al vacío sino a la alternativa.
2. Escucha tus necesidades
¿Es realmente importante lo que estás a punto de aceptar? ¿Es una buena oportunidad? Debes saber si realmente a ti te apetece o va con tus valores. Aceptar aquello que no está en sintonía contigo mismo hará que rechaces el bienestar que sí te produce escucharte a ti.
3. Cuida el lenguaje
Busca palabras que muestren seguridad en tu toma de decisiones y que expresen que aquello que estás rechazando te hace sentir agradecido, pero no es lo que realmente quieres hacer.
4. Eres responsable de ti mismo
Lo que interpreten o sientan los demás no se deriva directamente de lo que tú haces o no haces. Cada uno lee las situaciones en función de cómo es esa persona, y con tu negativa no le estás atacando ni menospreciando. Pero sí te lo harás a ti mismo si cedes.
En la base de la asertividad se encuentra el saber que tenemos derecho a escoger lo que de verdad queremos hacer, independientemente de las necesidades del otro, ya que, ante todo, somos el verdadero centro de nuestra vida. De no hacerlo, nuestra autoestima se resentirá, y con ella la seguridad, la confianza y nuestras relaciones.
* Ángel Rull, psicólogo.
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