La fiesta del libro

Delicatesen encuadernadas

La Parada, en el mercado de Gràcia, más que una librería es una plataforma de arte

I,S.H
BARCELONA

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A los 72 años, el exdiputado del Parlament (entre otras muchas cosas) Josep Maria Balcells disfruta del anonimato que le proporciona la jubilación. Resulta fácil toparse con él en las paradas exteriores 14 y 15 del mercado de l'Abaceria de Gràcia (calle de Torrijos con Travessera de Gràcia), rebuscando en La Parada: una librería que es al mismo tiempo una parada del mercado. «Es la tienda especial para los regalos de mi mujer», dice entre divertido y misterioso. ¿Qué compra Josep Maria allí? Su mujer es profesora y una amante -casi coleccionista- de libros ilustrados. La Parada es, para Josep Maria, una mina.

Xènia Bagué, fotógrafa de 34 años, y Raquel Villa, arquitecta de 33, abrieron La Parada en septiembre del 2012 con un objetivo:«Crear un espacio para acercar el arte y la cultura a la calle», dice Raquel. Su proyecto

tiene dos pilares: Xènia se encarga de la parte de fotografía y Raquel, de la editorial.«Son libros especiales que tienen valor más allá de su contenido, libros de artista, autoeditados, ilustrados»,especifica.

«Tienen delicatesen», apunta Josep Maria, amante confeso de su oferta de poesía. Una parada de mercado es un espacio limitado y el material expuesto no es mucho, pero tiene a favor su cercanía a la calle.

Xènia y Raquel creen en la calidad más que en la cantidad y consideran que la clave está en saber comunicar lo que ofrecen. La Parada celebra los jueves el día de la fotografía, en el que invitan a un artista a explicar y exponer su arte. Y los sábados, organizan losSpeaking corner, una actividad destinada a la promoción y difusión de proyectos de ilustradores, escritores, creativos, diseñadores... de la mano de los autores y amenizado con un vermut. Todo gratis y en la calle.

«La gente que viene a comprar al mercado se para a escuchar, participa, y de paso hace el vermut», explica Xènia. Lo importante, dice, es que pasen cosas, que la cultura se mueva, y recuperar pilares olvidados como la proximidad y las relaciones sociales. Parece que lo están consiguiendo. La gente va y viene, con las bolsas de la compra, se para, pregunta, busca y hojea... a pie de calle.