SANT JORDI 2016

Un Sant Jordi alternativo lejos del bullicio

Vivir otro tipo de diada sin ajetreo, con calma y tiempo para disfrutar y descubrir libros es posible en barrios y poblaciones cercanas a Barcelona

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MARTA CERVERA / BARCELONA

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Confirmado: disfrutar de Sant Jordi sin aglomeraciones es posible. Basta alejarse del centro neurálgico de Barcelona. Sí se puede disfrutar, hablar con nuevos autores y libreros experimentados o simplemente curiosear entre las últimas novedades editoriales. Basta buscar 'sant jordis' alternativos y de barrio. Cambiar la Rambla de les Flors por la de Poblenou o la de L’Hospitalet, alejarse de la plaza Catalunya y plantarse en la coqueta plaza de Sarrià o la más popular de la Vila de Gràcia, dejar el lujoso paseo de Gràcia y disfrutar del de Sant Joan.

SARRIÀ VERSUS HOSPITALET

En Sarrià-Sant Gervasi la Associació de Veïns unió la fiesta de Sant Jordi con la reivindicación de una biblioteca pública que esperan hace doce años. Mientras recogían firmas en la plaza de Sarrià junto al lugar donde debe construirse el equipamiento otros vecinos como los de la Editorial del Pirata y la librería Hernández, cuya parada ocupaba el mayor espacio, temían lo peor. "Este no es un barrio normal. Los fines de semana no hay tanta gente", lamentaba un librero. En día festivo pierde la mayor parte de la clientela, los estudiantes de los colegios vecinos.

En la Rambla de L’Hospitalet las paradas de libros y de rosas se mezclaban con estands de rosquillas y de bisutería en la parte de montaña. En la otra dirección, después de los libros, los paseantes tenían entre otras opciones tiendas de embutidos y, si seguían adelante, entraban en el Sant Jordi electoral. Al coincidir la Diada con las Festes de Primavera, el ambiente era de lo más festivo. Y en la Rambla Just Oliveras había más puestos de rosas que de libros. Entre las flores, quien más actividad registraba era uno que vendía 10 rosas a 2,5 euros. ¿El truco? Eran flores de madera que podían perfumarse a gusto del consumidor. "Seguramente vienen de china", comenta un comprador.

GRÀCIA, LIBROS Y VERMUT

Varios puestos rodean el reloj de la plaza de la Vila en Gràcia. Uno solo vende un único libro, 'Armados en París', primera novela de Matías Blum. “Es un 'thriller' en la Barcelona de los Juegos Olímpicos con toques de ficción”, explica él mismo. En el puesto de Sons of Gutenberg, especializados en editoriales pequeñas y libros autoeditados, varios se paran a peguntar por 'Gelria. Cantos de poeta'. Es un disco-libro sobre poemas gallegos cuyos jóvenes intérpretes invitan a un vino y una tapa de empanada o chorizo. Buena estrategia. Más allá se venden libros de segunda mano a un euro. Mejor que el precio, el sentido del humor: una imagen del exministro Wert ilustra la sección de Literatura Catalana; el expresidente Aznar, Negra y terror, y Michael Jackson, Infantil y juvenil.

POESÍA EN BADALONA

Nada más llegar al sorprendente Pont de Petroli, una editorial de poesía 'made in' Badalona, con parada propia cerca del Ayuntamiento. "La gente se para aquí a curiosear pero no suelen compar, nos ven alternativos", confiesa Joan Puche, fundador del sello junto a Paco Fanés. Más allá, frente al consistorio, varias paradas atienden a clientes. "Sant Jordi siempre va bien, mientras no llueva", dice cauteloso Gerard Remendo, de la librería Saltamartí. Ya ha agotado los libros de Empar Moliner y de Paula Hawkins, entre otros. "Al ser festivo quizá la gente aprovecha para ir a Barcelona, pero vienen a comprar aquí. Nuestro público es muy fiel". 

CALMA EN POBLENOU, "TERMÓPILAS" EN SANT JOAN

Lo mismo cuentan los libreros de Poblenou, cuya Rambla concentra la actividad de Sant Jordi. "Aquí entre 11 y 12 de la mañana ha habido mucha movida", comentan en el puesto de No llegiu. Después de comer se podía pasear a gusto y a la sombra por la zona. "A parte de la gente del barrio han venido quienes iban a playa o a comer aquí cerca", afirma Álex, de la librería Etcètera. Tiene mucho libro de tapa blanda, más económicos, ideal para tiempos de crisis.

La parte baja de Passeig de Sant Joan se hacía cada vez más estrecha a medida que uno se acercaba a Arc de Triomf. La gente camina cómoda entre las 52 carpas, la mayoría dedicadas a libros, de la Associació de Comerciants de Fort Pienc. "La mañana ha sido más tranquilo. Por la tarde, dentro de la tienda esto ha sido como la Batalla de las Termópilas", dice un vendedor de la comiquera Norma. Y eso que aún no había empezado a llover.

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