Faltan médicos para cumplir el plan de reducción de listas de espera

Un equipo realizando todos los preparativos en un quirófano antes de una intervención en Can Ruti.

Un equipo realizando todos los preparativos en un quirófano antes de una intervención en Can Ruti. / JOAN CORTADELLAS

ÀNGELS GALLARDO / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los 57 millones de euros que el pacto político con que se inició la actual legislatura en Catalunya destinó específicamente a suavizar las listas de espera quirúrgicas y diagnósticas que acumulan los hospitales públicos –capítulo de máxima carga política– han destapado una paradoja inesperada, que mantiene en creciente tensión e inquietud a los centros. La partida económica llegó a la Conselleria de Salut el pasado marzo, cuando se aprobaron los presupuestos de la Generalitat, y, en pocos días, este departamento difundió entre los 64 hospitales públicos el plan de choque que debía reducir sustancialmente, antes de fin de año, todas las esperas programadas.

Pero, ahora que hay dinero para operar en horarios que excedan a las jornadas convencionales si es preciso, resulta que ese factor, imprescindible e impensable en los cinco últimos años de recortes, no es suficiente para cumplir aquél objetivo, y menos aún en los meses de verano, momento que parecía idóneo para hacerlo ya que se reduce la actividad general. El personal tiene derecho a hacer vacaciones, una evidencia que se añade al irresuelto y creciente déficit de facultativos en Catalunya

{"zeta-legacy-destacado":{"strong":"Ahora que hay dinero\u00a0","text":"para\u00a0operar en horas extras si es preciso, resulta que no hay cirujanos suficientes"}}

El hecho es que faltan cirujanos cardiacos, oftalmólogos, digestólogos y, sobre todo, anestesiólogos y enfermeras de quirófano, que estén dispuestos este verano a prolongar o doblar su jornada laboral en un periodo al que llegan exhaustos y estresados. El sobresueldo que se les ofrece a cambio no les compensa.

NI EN EL EXTERIOR

Tampoco está siendo factible en los hospitales improvisar la contratación externa de cirujanos o enfermeras cualificados, capaces de integrarse de inmediato en unos equipos quirúrgicos que les son ajenos y en los que se les exigirá una precisión y habilidad inapelables.

Salut ha advertido a los centros adscritos al sistema público que el plan de choque de listas de espera debe estar ejecutado en abril de 2018. Y ha llegado la tensión.

El objetivo de la Generalitat concreta que en diciembre del 2017 en ningún centro debe haber pacientes que lleven en espera más de 365 días, pendientes de ser operados de cualquier patología que no sea ni cardíaca [su máxima demora no debe superar los 90 días], ni oncológica [inferior a los 45 días]. El pasado 31 de diciembre, 13.367 ciudadanos aguardaban desde hacía más de un año –y más de dos, algunos–, cita para entrar en quirófano. También se excluyó de esa demora máxima de un año a los 2.714 enfermos que precisan una prótesis de rodilla o de cadera, o la eliminación de unas cataratas: estos deben haber resuelto su problema antes de 180 días.

"El objetivo es bueno e incuestionable para los ciudadanos, pero fatal para los médicos –asegura Jaume Canet, responsable de Anestesiología en el Hospital Germans Trias i Pujol, Can Ruti, de Badalona–. Bajar a menos de un año de demora las listas de todas las patologías, incluida la obesidad mórbida [con más de dos años de espera], supone mantener en verano una actividad altísima. Estamos bajo una presión insólita. Preocupados".

En Can Ruti, la actividad quirúrgica de este verano no tiene precedente: funcionarán sus 15 quirófanos centrales, a diferencia de los últimos periodos de vacaciones, en que quedaron ocho activos. La dirección ha programado 100 sesiones quirúrgicas más que en el verano del 2016 [una sesión absorbe de dos a cinco intervenciones]. Están operando por las tardes, y ha sido necesario modificar turnos de vacaciones en enfermería. Pero, aun así, no aceleran como querrían la reducción de sus listas de espera.

"No podemos obligar a nadie a que trabaje 10 horas diarias o deje de hacer vacaciones –considera Canet–. La profesión se ha feminizado, un 75% son mujeres jóvenes que tienen muy claras sus prioridades familiares. Es natural. Si esta sobrecarga de trabajo se mantiene, habrá que volver a la importación de cirujanos extranjeros, como hace unos años".

SIN LÍMITES PARA CONTRATAR

Los hospitales no ponen límites a la contratación externa de especialistas. Pero no encuentran. "no hay, sobre todo, expertos en las nuevas técnicas –asegura Olga Pané, gerente del Hospital del Mar–. Faltan cirujanos de endoscopia digestiva, y, en especial, anestesiólogos". En el Mar podrían citar a muchos más pacientes con cataratas, si tuvieran más cirujanos. "No operamos más cataratas porque no encontramos oftalmólogos", añade Pané.

"¿No existen cirujanos en el mercado, o no se les presentan ofertas atractivas?", se pregunta Marc Soler, director corporativo en el Col·legi Oficial de Metges de Barcelona (COMB), institución que desveló recientemente que un 50% de los médicos catalanes en ejercicio, de unos 40 años, están sujetos a contratos precarios.

El CatSalut pidió el pasado abril a cada hospital que calculara las intervenciones y diagnósticos, con larga espera, que podrían acelerar en 12 meses. Cada centro fijó su objetivo y la Generalitat les indicó qué ganarían a cambio. Cuando acabe el esfuerzo pagará. A quien cumpla.

"Vistos los resultados que vamos observando, y la menor disponibilidad de camas que permiten los ajustes de actividad entre julio y septiembre, está claro que este verano los hospitales no van a poder dedicarse demasiado al plan de choque para reducir las listas de espera», asume Cristina Nadal, responsable de atención sanitaria en el CatSalut. "Tenemos el dinero, pero nos fallan los recursos humanos –añade–. No se encuentran profesionales".