Locked out

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Quedarse encerrada fuera de la habitación. Bien entrada la noche. En camiseta y braguitas. Sin teléfono para gritar "socorro". Sin humor para bajar a recepción. Sin ganas de tomármelo a risa. Pies descalzos sobre la moqueta. Oscuridad en el pasillo y el llanto de un niño que me revela que hay alguien despierto en la habitación de al lado.

Llamo a la puerta de la 616 para evitar bajar a recepción en ropa interior y con el rímel corrido. Al otro lado de la puerta, una historia que supera la que os acabo de explicar. Aquí la tenéis.