Empezar el año con buena energía

DANIEL PÉREZ

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Ha empezado un nuevo año y es el momento de los buenos propósitos. Por eso, quiero aprovechar este altavoz que tan acertadamente ha promovido EL PERIÓDICO para animar a los lectores a iniciar el año con buena energía. En concreto, con buena energía eléctrica. 

El 'problema' eléctrico en España no es nuevo, y cada vez es menos desconocido, en parte gracias al magnífico programa de 'Salvados' que hizo Jordi Évole sobre el oligopolio eléctrico. A pesar de ello, el ciudadano todavía tiene una sensación de impotencia ante la inmensa complejidad del sistema eléctrico. Muchos se indignan, se cabrean, e incluso se adhieren con su firma a campañas contra el sistema actual en Change.org. Sin embargo, esto no es suficiente. Hay que dar un paso más. Pero ¿cómo?

Lo primero que se ha de hacer es ser consciente de que los sistemas funcionan porque la gente participa en ellos. Sin los millones de consumidores que son clientes suyos, las grandes eléctricas no tendrían ningún poder. Esta afirmación es tan simple, tan obvia, que muchas veces se nos olvida. Cada uno de nosotros es consumidor de energía eléctrica desde que se levanta hasta que apaga la luz para irse a la cama. Y como consumidores, tenemos el poder de elegir, al menos parcialmente, a nuestro prestador del servicio de energía eléctrica.

El sistema eléctrico se compone de cuatro segmentos de mercado: producción de energía eléctrica, transporte, distribución y comercialización. En España, el transporte de energía (alta tensión) es competencia exclusiva de Red Eléctrica de España. Por su parte, la distribución de energía eléctrica (media y baja tensión) está repartida por zonas geográficas. En Catalunya nos toca Endesa, que es la encargada del mantenimiento de la red y a quien hemos de llamar en caso de avería. Es decir, en estos dos campos no tenemos ningún poder como consumidores.

Sin embargo, hay otros dos segmentos del mercado en que sí podemos elegir, y esto constituye un potencial todavía no explotado suficientemente. Se trata de la producción y la comercialización. En España cualquier persona física o jurídica puede convertirse en productora de energía eléctrica. Si bien es verdad que con el nuevo peaje al autoconsumo, esta posibilidad es más cara y complicada para los consumidores, todo el mundo es libre de instalarse una placa solar en el tejado de su casa y comenzar a producir energía. 

Ahora bien, sin duda, el segmento en que más fácilmente podemos actuar es el de la comercialización, es decir, el de la empresa que emite nuestra factura eléctrica y que elige las fuentes de energía que consumirán sus clientes. El sector de la comercialización está liberalizado en España desde 2009, y por lo tanto somos libres de cambiar de compañía. El problema es que la mayoría de la gente no lo sabe. De hecho, más del 95 % de los consumidores de Catalunya continúan con Endesa como comercializadora. Pero el cambio es posible y gratuito, y se puede hacer por internet mediante un sencillo proceso. No requiere ninguna nueva instalación ni cambiar de contador. Tampoco es necesario ser propietario de la vivienda, sino que las personas que vivimos de alquiler podemos decidir cambiar de comercializadora.

Lo único que se ha de hacer, por tanto, es elegir la nueva compañía comercializadora y ella se encargará de tramitar el cambio. Hay que decir que lo más recomendable es optar por una empresa que garantice que es 100 % de la energía consumida sea renovable. Esta alternativa no tiene ningún coste adicional y el precio de la energía continuará siendo el mismo. Hay muchas comercializadoras independientes que trabajan sólo con energías renovables (Som Energia, Holaluz.com, Goiener, Gesternova…), pero no se trata aquí de decir al lector cuál de ellas ha de elegir. El objetivo de este post es informar de la posibilidad del cambio, destacar que se trata de un procedimiento sencillo y gratuito, y proponer comenzar el año pasando de consumidores indignados a consumidores responsables. O, dicho de otra forma, pasar de las palabras a los hechos. 

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