DISTRIBUCIÓN

El comercio pierde a un líder

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JOSEP M. BERENGUERAS / BARCELONA

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Isidoro Álvarez Álvarez, presidente de El  Corte Inglés, decía que su escuela fue "siempre" el grupo de grandes almacenes y su maestro, Ramón Areces (su tío en segundo grado). "Creo que la historia del comercio en este país no puede entenderse sin la presencia de don Ramón", aseguraba el directivo. Ayer, Álvarez falleció en Madrid a los 79 años de edad a causa de "una crisis cardiaca inesperada". Y lo que es seguro que la historia del comercio de España tampoco se podrá entender sin la figura de Álvarez, revolucionario de la distribución que llevó la firma de grandes almacenes al trono mundial del sector.

Álvarez se encontraba ingresado en el Hospital Universitario de Puerta de Hierro de Madrid desde el pasado miércoles (el mismo día en que falleció de un infarto el presidente del Santander, Emilio Botín), donde entró de urgencia aquejado de una insuficiencia respiratoria. Hasta el viernes, la evolución del directivo era "favorable", según el equipo de médicos que le trataba. Pero, tras agravarse su estado de salud durante el fin de semana, el empresario falleció ayer domingo a primera hora de la tarde. La capilla ardiente con los restos mortales del presidente de El Corte Inglés se instaló en la sede de la Fundación Ramón Areces en Madrid, y permanecerá abierta hasta hoy a las 14.00 horas.

Evolución

Álvarez era presidente de El Corte Inglés y del Patronato de la Fundación Ramón Areces desde 1989, cuando fue nombrado en ambos cargos tras la muerte de su tío segundo, con el que compartió toda una vida dedicada al comercio. Álvarez fue su más estrecho colaborador: entró en la firma cuando tenía solo 18 años, fue nombrado consejero de la sociedad a los 24 años y consejero director general a los 31. Acompañó a la familia en la expansión del grupo -de pequeño comercio dedicado a la sastrería y confección de ropa para niños en Madrid a gigante de la distribución-, y pilotó tras la muerte de su tío segundo la modernización de la empresa y la ampliación de la cartera de negocios: alimentación, hipermercados, agencia de viajes, seguros, servicios tecnológicos e incluso moda joven.

Álvarez, considerado uno de los grandes expertos españoles en distribución comercial (trabajó en la firma más de 60 años, 25 de ellos como presidente ejecutivo), dio un impulso a la actividad de la firma con la compra de Galerías Preciados en 1995, su principal competidor en grandes almacenes en España. También fue el responsable de la expansión nacional con nuevos centros, y de la apertura de los dos primeros establecimientos de la firma fuera de España, en Portugal.

En el 2008, justo antes de que se empezaran a notar los efectos de la crisis económica que aún dura, el  grupo llegó a rozar los 18.000 millones de euros de facturación, con unas ganancias de 717 millones. Además, en el 2007 la empresa daba trabajo a casi 110.000 personas. Y aunque la recesión tuvo efectos sobre las cuentas del grupo, en el último ejercicio logró la estabilidad en ventas y volver a aumentar el beneficio, tras realizar su primera emisión de bonos y refinanciar la deuda.

De la mano del empresario, la compañía-siempre ha estado en manos de la familia fundadora y sus descendientes y parientes- también se adaptó a los nuevos tiempos con la tienda en internet (vende en varios países europeos) y en su última junta de accionistas (el pasado agosto) anunció que retomaría los planes de abrir centros en el extranjero.

Álvarez también logró mantener el legado de la Fundación Ramón Areces, constituida en marzo de 1976 y que tiene como objeto social el desarrollo de la educación, la cultura y la investigación.