El voto independentista se impone en el Eixample y Gràcia

PATRICIA CASTÁN / BARCELONA

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Las colas a las puertas de los colegios electorales sirvieron para palpar la disparidad emocional y territorial que en Barcelona ha acompañado al voto. Convivían ciudadanos aferrados a un sobre que traían listo y sellado desde casa (en el que, más que unas siglas, palpitaba la identidad), con otros indecisos last minute que se debatieron en agónico cara o cruz final. ¿Cómo entender si no que Ciutadans se alzase vencedor en Nou Barris, el distrito más modesto? Constatando que la capital catalana tiene su propio ADN, Junts pel Sí se impuso en nueve distritos, pero el peso del independentismo -entre este y la CUP- representó en torno al 47% en la ciudad y solo mandó en dos distritos: el Eixample y Gràcia. En el resto, el PSC resistió, Ciutadans robó sin piedad miles de votos al PP y el efecto Colau no se contagió a Catalunya Sí que es Pot, que obtuvo resultados muy discretos comparados con los de Barcelona en Comú de mayo.

Con la participación disparada hasta el 77,1%, la lectura plebiscitaria del escrutinio dibuja una Barcelona dividida, en la que ese voto español hasta ahora no movilizado ha propulsado a Ciutadans al segundo puesto, tras guillotinar al PP, que cae cinco puntos. La suma de ambos, que dibujaba el no más rotundo al soberanismo, representa más de una cuarta parte de los sufragios en Barcelona. El independentismo, que se acerca a la mitad del total de papeletas en la metrópoli, obtiene sus mejores cuotas en Gràcia (con seis de cada diez votos) y el Eixample, mientras que Sarrià-Sant Gervasi Les Corts, la zona alta, casi dibujan el empate, pese a la campaña del miedo entre el empresariado. En el resto, el secesionismo late con desigual vigor.

PARADOJAS

A medianoche, con el 98,8% escrutado, por formaciones, Junts pel Sí gana con holgura en el conjunto de la capital catalana, aunque el fervor nacionalista impulsa sobre todo a la CUP, que dobla con creces sus resultados del 2012 en la ciudad y triunfa especialmente en Ciutat Vella y el Eixample. Mención aparte merece el caso de Nou Barris, donde hace solo cuatro meses, Ada Colau venció en las municipales con casi un 34% y ahora una candidata de perfil pijo y diametralmente opuesta, Inés Arrimadas, se convierte en la fuerza más votada, además de ser número dos en ocho distritos. La alcaldesa de Barcelona no ha arropado en campaña al poco conocido líder vecinal Lluís Rabell y quien sí lo ha hecho, Pablo Iglesias, parece haber desinflado a Sí que es Pot.

Y aunque el PSC se dio el gran batacazo hace tres años, el duelo bipolar no lo ha hundido más. Cae ligeramente en conjunto, pero es tercera fuerza en Barcelona. Mucho peor le ha ido a la lista de Xavier García Albiol, que no  tiene el mismo predicamento que en Badalona y hunde al PP en el sexto puesto. Por detrás, Unió apenas logra arañar un justo 3% de los votos.