José Luis Rodríguez Zapatero // presidente del gobierno

También sobrevive al 29-S

Semana de huelga poco general. Zapatero ha hecho surf y no ha sido liquidado. Pasqual Maragall, genio y figura, aborda una batalla pública más difícil que los JJ.OO: derrotar al alzhéimer. Y en S´Agaro se ha vuelto a discutir sobre la economía española. Está mejor que en mayo pero…

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Joan Tapia

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El 15 de diciembre de 1988, el fuerte gobierno de Felipe González (tenía una cómoda mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados) quedó tocado por la huelga general. González ganó luego las elecciones en 1989 e incluso las de 1993. Pero que «los trabajadores de todas clases» (los de la Constitución republicana) pararan masivamente le hundió un montón.

Ahora, el 1 de octubre del 2010, un José Luis Rodríguez Zapatero apaleado, sin mayoría, y que para sacar los presupuestos generales tiene que recurrir al PNV (al que expulsó del Gobierno vasco), ha ido a Radio Nacional -a las 48 horas de la huelga- para proclamar que la reforma laboral es ley. Y que no va a rectificarla. Tampoco la política económica de ajuste decidida en mayo. Su compromiso es solo con lo que España necesita. Saca fuerzas de flaqueza y pone a su favor el viento contrario. También castigados por el miedo a una crisis muy fea, los sindicatos no lo han parado todo sino solo -con servicios mínimos y piquetes- las grandes fábricas. Poco más. Y él no tiene margen para ceder si no quiere ser desahuciado en los mercados (que financian el déficit y parte del gasto social).

Y Zapatero acertó al desdramatizar la huelga y dejarse colocar en un punto de equilibrio sensato gracias a las hipérboles antisindicales de Esperanza Aguirre. El Gobierno decidió después «respetar», aunque fuera sin compartir, la respuesta sindical. Por eso fue hábil la actitud el miércoles del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho. Había sido una huelga desigual -90% en el automóvil, 3% en la hostelería- de efectos moderados. Todo había sido normal en un día marcado por la gran anormalidad de una huelga general.

Por eso el 29-S no le ha liquidado. UGT y CC.OO han tenido un medio éxito, o un medio fracaso. Pero Zapatero está mas vivo de lo que muchos pronosticaban. O apostaban. La huelga se hace la misma semana en la que el Gobierno presenta unos presupuestos que indican que el presidente -hábil trapecista- ha vuelto a forjar una mayoría parlamentaria inexistente. Y porque reafirman «el cambio de régimen de política económica» (idea lanzada en S'Agaró por David Taguas, uno de sus cerebros económicos). Y este «cambio de régimen» permite seguir aguantando -y bajando- el déficit, generado por la crisis, algún exceso social de Zapatero y la burbuja que dopó a la economía española más de 10 años.

Prueba: en la terrible semana de la huelga, en la que Irlanda altera los mercados y en la que Moody´s rebaja un grado nuestrorating, el diferencial con el bono alemán se ha visto poco afectado. Sigue por debajo del no óptimo 2%.

Pero hoy afronta un espinoso examen socialista, las primarias deTrinien Madrid. Estén atentos.