MOCIÓN DE CENSURA

Sánchez apela a los independentistas para echar a Rajoy de la Moncloa

Juan Ruiz Sierra / Gemma Robles

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Pedro Sánchez quiere llegar hasta el final. En un nuevo giro de su relato, el último y quizá el más importante de los muchos que ha protagonizado, el secretario general del PSOE presentó este viernes una moción de censura a Mariano Rajoy y apeló a todos los diputados del Congreso para que le apoyen como nuevo presidente del Gobierno. Incluidos ERC y el PDECat. Atrás ha quedado el Sánchez que aseguraba que no iba a “permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”. Ahora cree que la situación es de tal gravedad, a raíz de la sentencia de la Audiencia Nacional sobre el ‘caso Gürtel’ , que todo el arco parlamentario debe unirse para echar al jefe del Ejecutivo. En principio, el líder socialista necesita el apoyo de republicanos y exconvergentes. Con Cs dejando claro que quiere elecciones y que no piensa respaldar la moción, Sánchez solo puede llegar a los 176 diputados exigidos176 diputados exigidos (la mayoría absoluta del Congreso) con los independentistas y los nacionalistas vascos.

El PNV, de nuevo, será fundamental para hundir o salvar a un Mariano Rajoy que se encuentra frente al abismo. El presidente del Gobierno pretende aferrarse al cargo alegando que un cambio abrupto en La Moncloa iría “contra la estabilidad de España”. De momento, los nacionalistas vascos se dejan querer sin comprometerse con nadie, dando por seguro que van a recibir todo tipo de llamadas desde las sedes de los socialistas y los populares. En Euskadi hacen cuentas con dos claros objetivos: salvar lo conseguido en la negociación presupuestaria y dar pasos que no favorezcan la llegada de Albert Rivera al poder.

Los naranjas, mientras tanto, se niegan a avalar una moción junto al independentismo, aunque son conscientes de que no pueden seguir sujetando la silla a Rajoy tras la sentencia de ‘Gürtel’, en la que los magistrados concluyen que el PP formó parte de un “auténtico y eficaz sistema de corrupción institucional”. O eso dicen. Instan al presidente a convocar comicios para dentro de unos meses, tras terminar el trámite de Presupuestos y dejar atado el 155 hasta que haya otro Ejecutivo. Si no, advierten, intentarán buscar los tres diputados que les faltan para poder presentar su propia moción de censura con un solo objetivo: poner las urnas.

Sin vuelta atrás

A primera hora de la mañana, sin tener el visto bueno de la ejecutiva, el líder socialista decidió registrar la moción en la Cámara baja. Temía que el líder del PP se adelantase, disolviera las Cortes y anunciase elecciones. Ahora Rajoy ya no puede hacerlo: el artículo 115.2 de la Constitución señala que no se podrán convocar comicios “cuando esté en trámite la moción de censura”. No hay vuelta atrás. El lunes, la Mesa del Congreso calificará la iniciativa socialista. A partir de ahí, el reglamento establece que no se pueda debatir antes de cinco días desde su admisión. No hay plazo máximo fijado, y aunque al PP le convendría retrasar ese pleno, fuentes del partido de Rajoy señalan que la sentencia sobre la financiación ilegal del PP valenciano está al caer, por lo que quizá no se resistan en exceso a convocarlo con celeridad.

La suerte de la moción planteada por Sánchez no está nada clara. Mientras en ERC y el PDECat apuestan por su éxito, anticipando así su voto a favor junto al de Unidos Podemos (que dice darlo sin condiciones), Compromís y el del PNV, los dirigentes socialistas están divididos. Los hay optimistas y pesimistas. Todos, sin embargo, ven muy difícil, casi imposible, contar con los 32 escaños del partido de Rivera. La clave, coinciden, se encuentra en los nacionalistas vascos. Hace solo dos días, los jeltzales apoyaron los Presupuestos de Rajoy, pero este viernes mostraron su disposición a “hablar” con los socialistas. Las cuentas públicas, que incluyen inversiones de 540 millones de euros en Euskadi, ya han pasado por el Congreso. El PP podría hacer valer su mayoría absoluta en el Senado para cambiarlas, pero la Cámara baja tendrá después la última palabra. Habría, además, otras dos opciones: que Sánchez quiera aprobar sus propios Presupuestos o bien tome decisiones sobre gasto público vía decretos

La posibilidad de que el hipotético ejecutivo de Sánchez dependa del independentismo catalán provoca temor en el PSOE, pero la mayoría de dirigentes se muestran dispuestos a correr ese riesgo. Creen que no hay más alternativa y que la capacidad de ERC y el PDECat de condicionar los pasos del líder socialista en la Moncloa es escasa. Señalan que la idea de Sánchez pasa por intentar aprobar leyes sociales y de regeneración democrática, a las que los independentistas tendrían muy difícil oponerse. El líder socialista, en cualquier caso, dejó claro que iba a “cumplir” y “hacer cumplir” la Constitución, sin entrar a negociar nada sobre la “integridad territorial”.

“A todos los diputados”

“Vivimos en una democracia parlamentaria. La presidenta del Congreso ha sido elegida con los votos de formaciones independentistas. Los Presupuestos fueron apoyados por formaciones nacionalistas. Me dirijo a todos los diputados para que saquemos a España del lodazal de la corrupción”, dijo Sánchez durante una breve comparecencia en la que solo aceptó dos preguntas. Su futuro gobierno, explicó, será “del PSOE” y convocará elecciones “cuanto antes”, pero primero quiere “recuperar la normalidad política e institucional, regenerar la vida democrática y atender a las urgencias sociales”. No puso ningún plazo a esta tarea.