EL PULSO SOBERANISTA

Sánchez descarta que Torra vaya más allá de la "inflamación" verbal

Pedro Sánchez, este miércoles, en rueda de prensa desde Bolivia.

Pedro Sánchez, este miércoles, en rueda de prensa desde Bolivia. / FERNANDO CALVO

Juan Ruiz Sierra

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El inminente otoño será caliente en Catalunya, anticipa el Gobierno. Pero tampoco tanto. Este es, a grandes rasgos, el escenario que vislumbra Pedro Sánchez: habrá tensión por los lazos amarillos, el juicio del 1-O, el proceso planteado ante un tribunal belga por Carles Puigdemont contra el magistrado Pablo Llarena y la Diada. Pero el actual 'president', Quim Torra, no cometerá "ilegalidades", considera Sánchez. Una nueva puesta en marcha del artículo 155 de la Constitución para suspender la autonomía no entra en los planes del Gobierno.

Torra, sostuvo Sánchez el pasado martes por la noche, a bordo del avión oficial que le llevó de Chile a Bolivia, no va a ir "más allá de la inflamación" verbal. El dirigente de Junts per Cataluya continuará con sus contundentes declaraciones, pero no pasará de ahí. Tampoco, continuó Sánchez, convocará un adelanto electoral. El Govern de Torra "quiere durar", dijo el líder socialista. Y si anticipase los comicios tampoco cambiaría nada, si acaso "un escaño arriba o abajo", porque el independentismo no tiene la "mayoría social", que continúa apostando por "el autogobierno".  

Así que tranquilidad por parte del Ejecutivo. La solución a la crisis territorial no llegará "próximamente", pero eso no significa que Sánchez, que tiene previsto reunirse con Torra próximamente en Barcelona (será su segundo encuentro, tras el celebrado en julio en la Moncloa), vaya a quedarse de brazos cruzadosPueden lograrse avances en las comisiones bilaterales Estado-Generalitat, reactivadas tras siete años de parálisis. Puede haber acuerdos en temas menores de financiación, porque el Gobierno ha renunciado a una reforma de todo el sistema en esta legislatura, al considerar que no da tiempo. Y sobre todo, se puede "recomponer la relación".

Aquí Sánchez hizo algo vagamente parecido a la autocrítica. Pero no a las decisiones que ha tomado, primero como jefe de la oposición, apoyando el 155, y después como presidente, intentando crear un nuevo clima con el independentismo. El líder socialista, que en otoño celebrará un Consejo de Ministros en Barcelona, se refirió a todas las fuerzas constitucionalistas por no haber tomado antes decisiones distintas a la respuesta judicial frente a la crisis territorial. No fue más allá.  En el fondo, se trató de un ataque al PP y a Ciudadanos. Sánchez, pese a su contundencia en algunos momentos recientes (en especial justo antes de presentar la moción de censura, cuando Albert Rivera competía por su electorado tradicional), nunca ha dejado de reclamar "soluciones políticas" al pulso independentista catalán.

Rivera, "inexplicable"

El presidente del Gobierno confesó sentirse algo sorprendido por la actitud de los populares y los naranjas desde que llegó a la Moncloa. Sobre todo en relación a la próxima exhumación de Francisco Franco del Valle de los Caídos. Tanto Rivera como Pablo Casado han dejado claro que no apoyarán la medida cuando el decreto aprobado por el Gobierno se tramite en el Congreso en las próximas semanas. La posición de Ciudadanos, que hace un año apoyó el traslado de los restos del dictador, es "inexplicable", dijo Sánchez. Y el PP, continuó, ha dejado de comportarse como "un partido de gobierno", enzarzado como está en una agria lucha con los naranjas por el dominio de la derecha española.

Sánchez no ve posible llegar a ningún acuerdo con los conservadores durante esta legislatura. Con Podemos en general y con Pablo Iglesias en particular, por el contrario, la relación es "fluida, constructiva y positiva".