Sánchez se pertrecha para ganar de nuevo la batalla a los barones

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto electoral este jueves en Portugalete.

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, durante un acto electoral este jueves en Portugalete. / periodico

Juan Ruiz Sierra

Juan Ruiz Sierra

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Un miembro de la ejecutiva del PSOE muy cercano a Pedro Sánchez dijo este jueves: “Si hay que convocar un congreso y librar una batalla interna que lleva posponiéndose desde hace meses, que sea cuanto antes”. Con el partido más dividido que nunca sobre la conveniencia de que Sánchez continúe al frente y sobre qué hacer en el complejo escenario político, el secretario general comienza a pertrecharse para repetir algo en lo que es un consumado experto: sobrevivir como líder torciendo el brazo a los barones que quieren destituirlo. El plan, que según fuentes de la dirección del PSOE se activará si los críticos piden su cabeza tras las elecciones vascas y gallegas de este domingo, consiste en convocar un congreso relámpago.

El proceso sería muy rápido. Los militantes votarían a finales del mes que viene (con el 23 de octubre como fecha más probable), algo que dejaría tiempo para bien intentar una investidura alternativa a la de Mariano Rajoy, bien permitir la reelección del líder del PP mediante una abstención. En ambos casos se evitaría una tercera convocatoria electoral que nadie dice querer pero que cada vez se ve más probable. Y si la repetición de las generales se acaba produciendo, con el 31 de octubre como límite para que haya una investidura, el recién elegido secretario general sería también el candidato a la Moncloa.

LA RESISTENCIA

Todo, en cualquier caso, dependerá de los resultados en Galicia e Euskadi (que se anticipan muy malos, con el PSOE ocupando el tercer lugar en la primera autonomía y el cuarto en la segunda) y de la reacción que tengan los críticos. Quienes consideran que Sánchez no puede continuar al frente tras haber perforado en dos ocasiones consecutivas el suelo electoral del partido, con 90 diputados en diciembre y 85 en junio, representan a los territorios socialistas más importantes. Su cara más visible es Susana Díaz, presidenta de Andalucía, pero también forman parte de este grupo el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara; el valenciano, Ximo Puig; el aragonés, Javier Lambán; el asturiano, Javier Fernández, y el castellano-manchego, Emiliano García-Page, quien ayer, en unas palabras que dicen mucho del tamaño de la brecha interna en el partido, acusó a Sánchez de "criminalizar" a los barones.   

Todos ellos se han visto hasta ahora incapaces de relevar al secretario general. Sánchez llegó en el 2014 al mando del PSOE siendo casi un desconocido, aupado por algunos de esos mismos barones que ahora le quieren echar, pero ha sabido granjearse el favor de la militancia. Sobre todo en los últimos meses, con su rotunda negativa a amparar la permanencia de Rajoy en la Moncloa y el anuncio de que intentará forjar una mayoría alternativa con Podemos y Ciudadanos. Este doble mensaje será el que el líder trasladará en el comité federal del próximo 1 de octubre, donde volverán a exteriorizarse las profundas heridas del PSOE.

Un importante miembro del sector crítico señaló este jueves que el plan de Sánchez “es solo una jugada para seguir sobreviviendo” y “no arregla nada con ella”, pero reconoció que estaba bien diseñado. “Al proponer un gobierno alternativo se blinda ante el comité federal. Y al convocar un congreso exprés se blinda frente a las terceras elecciones”, explicó el dirigente.

EL SENTIR DE LAS BASES

“Si al final nos vemos obligados a convocar un congreso rápido, tenemos todas las de ganar. La militancia estará ahora con nosotros, y se refiere a Díaz como ‘la faraona’”, señaló un mando de la ejecutiva socialista, que pronostica que la presidenta de Andalucía, que lleva más de un año amagando con reemplazar a Sánchez, tampoco se presentaría esta vez. Díaz, sostuvo, busca “un proceso por aclamación”, sin ningún rival que le pueda causar un tropiezo. La hipotética votación de las bases a finales de octubre colocaría además a la andaluza ante una complicada disyuntiva si decide dar la batalla y gana. Si se repiten elecciones, ella iría como cabeza de lista y tendría que abandonar la Junta, algo que no está entre sus planes. Y si promueve una abstención con Rajoy, iniciaría su liderazgo con un pesado lastre.

Sánchez, en cambio, cuenta con un “relato ilusionante”, argumentan los suyos. Frente a Díaz y el resto de críticos, que consideran que el PSOE debe ir a la oposición porque “con 85 diputados no se puede gobernar”, el secretario general quiere retomar los contactos la semana que viene para explorar una alternativa al PP que su entorno admite que es “dificilísima”. Uno de los barones afines a Sánchez, el catalán Miquel Iceta, abogó este jueves por un pacto con Podemos. Pero un acuerdo de este tipo solo sumaría 156 diputados, 20 menos que la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados. Las alternativas son aliarse con el PNV y el independentismo catalán, algo que Sánchez se ha comprometido a no hacer, o buscar la complicidad de Ciudadanos, cosa que Albert Rivera descarta por completo. “Un gobierno de 85 escaños, con división interna y dependiente de 44 partidos, es inviable. Ningún político debería anteponer su silla a España”, escribió en Twitter el líder de la formación naranja.