Objetivo: Junqueras

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XABI BARRENA / FIDEL MASREAL / BARCELONA

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Oriol Junqueras es el único actor del ‘procés’ que no solo no ha sufrido ni un arañazo en estos cinco años, sino que en las encuestas va subiendo”. Este análisis de un soberanista no republicano y el hecho de que el propio líder de ERC haya mantenido un perfil bajo (lo que se ha bautizado como ‘hacer un Rajoy’) cuando el PDECat y la CUP se lanzaban los trastos son los dos motores de un sutil cambio sucedido esta semana.

ERC tiene frontera electoral con el PDECat y con la CUP, algo que ya dio lugar, en las semanas previas al 9-N, a un intento de pinza ‘antinatura’ entre convergentes y anticapitalistas, que los republicanos atribuyen a Quim Arrufat, entonces diputado y hoy portavoz de la dirección 'cupaire'. Y por si fuera poco, y siempre en clave electoral, se pelea también por la hegemonía de la izquierda con el espacio político de los ‘comuns’. Sobre todo pensando en el equilibrio de fuerzas entre ERC y la fuerza de Ada Colau en un eventual acuerdo de gobierno tras las próximas elecciones.

Así, por un lado, hay quien afirma, como los ecosocialistas Marta Ribas y Ernest Urtasun, que Junqueras supone el “continuismo” de las políticas “neoliberales” de CiU. Por otro flanco, la propia CUP deja madurar la idea de que el negociador más duro en los presupuestos es el líder republicano; incluso ha pedido ayuda al posconvergente ‘president’ Carles Puigdemont. En resumen, ‘Junqueras es de derechas’.

EL PLAN MAQUIAVÉLICO

Los neoconvergentes, por su parte, están persuadidos de que Junqueras está haciendo un cálculo personal y partidista para lograr vencer en las próximas elecciones al PDECat. Y que este cálculo puede estar llevándolo a no negociar a fondo las cuentas del 2017 con la CUP para que un voto en contra de los cuperos precipite el final de la legislatura.

Esta versión crítica se sustenta sobre la idea de que Junqueras le tiene pánico a una posible inhabilitación por tirar adelante el referéndum. Cabe recordar que Puifdemont ha encargado a Junqueras y al titular de Exteriores, el execosocialista Raül Romeva, la organización de la consulta, con o sin el aval del Estado.

La trinchera republicana considera ridículas estas afirmaciones. Primero porque están preparando no solo el referéndum, sino la aplicación de un posible ‘sí’ en la cita con las urnas. Y como reconoce la propia CUP, tras un encuentro celebrado el pasado jueves, “se está trabajando y ya se muestran los frutos”. Sin entrar a concretar, fuentes del Govern apuntan a avances significativos en cuanto a la hacienda y la seguridad social catalana. “Nada de eso se vio antes del 9-N, antes incluso de que el Tribunal Constitucional lo prohibiera”, recuerda una voz del partido de Junqueras.

JUNQUERAS, DE 'PERFIL'

Los críticos con el líder de ERC creen que durante la tramitación de las cuentas del 2016 ya “se puso de perfil”, con lo que finalmente la CUP impuso su veto y generó una grave situación de inestabilidad en un ejecutivo, el de Junts pel Sí, que llevaba tan sólo medio año de navegación.

Las expresiones de descontento con Junqueras también se basan en la actual negociación presupuestaria. El líder republicano no se ha personado en las reuniones con la CUP hasta el pasado viernes, horas después de que los anticapitalistas expresaran más cercanía con Puigdemont que con él.

La respuesta de ERC aquí es tajante. “El principal caballo de batalla es el aumento del IRPF, algo que ni el PDECat ni Puigdemont desean abordar. Junqueras defiende no tocar los impuestos por lealtad institucional”, afirma una voz de Esquerra antes de recordar los carros y carretas que el republicano tuvo que aguantar de los entonces convergentes cuando propuso rebajar impuestos a las clases medias y subirlos a las rentas altas.