Millo y Puigdemont liman el tono pero mantienen las distancias tras reunirse en el Palau

El 'president', Carles Puigdemont, saluda al delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, en el Palau de la Generalitat

El 'president', Carles Puigdemont, saluda al delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, en el Palau de la Generalitat / periodico

FIDEL MASREAL / RAFA JULVE / BARCELONA

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Tras casi dos horas de reunión en el Palau de la Generalitat con el 'president' Carles Puigdemont, el nuevo delegado del Gobierno en Catalunya, Enric Millo, valoró el encuentro de este viernes como el inicio de una vía de diálogo: "Ha sido una reunión muy positiva, cada cual con matices diferentes que no se pueden negar, pero lo más importante es que, pese a la discrepancia en aspectos fundamentales, la voluntad de buscar fórmulas de entendimiento existe”. Un optimismo que no compartió el Govern, que agradeció la cordialidad pero restó trascendencia a una reunión "protocolaria" y dudó de la sinceridad de la oferta de diálogo por falta de contenido.

Dejando claro que los casos que ya están en los tribunales deben seguir su curso, Millo apostó por reducir los encontronazos entre administraciones. "Hay instrumentos que pueden evitar que los litigios marquen la relación: las comisiones sectoriales de los ministerios y la comisión bilateral Estado-Generalitat”, subrayó. Para la portavoz del Govern, Neus Munté, la apelación a la comisión bilateral es "totalmente insuficiente" porque la Generalitat plantea "un diálogo que abarque los mandatos del Parlament que forman parte de la hoja de ruta del Govern".

SIN PROPUESTAS CONCRETAS

Si bien dijo salir de la reunión con la sensación de que Puigdemont aceptaba la mano tendida, Millo admitió que "las expectativas de una parte y otra sobre el resultado final del diálogo no son las mismas". Y así lo evidenció minutos después la 'consellera' Munté: "El president considera que el diálogo se ha de defender pero también practicar, y no vemos un Gobierno que practique el diálogo. Solo habla de ello pero no hay hechos concretos, no hay propuestas que nos hagan pensar que es un ofrecimiento sincero”.

En este sentido, la portavoz reclamó bilateralidad y remató con que "el anuncio del impuesto sobre bebidas azucaradas [por parte del Gobierno central] es incompatible con el supuesto diálogo que venden". También rebajó la repercusión de la reforma constitucional que el Ejecutivo central ofrece como punto de partida: "Todos podemos imaginar qué recorrido tiene una apuesta de estas características". "No hay un clamor ni político ni social en Catalunya" en favor de la reforma de la Carta Magna, insistió.