LAS FINANZAS DE LA GENERALITAT

Los retos del pacto fiscal

FIDEL MASREAL / Barcelona

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Nadie dijo que fuese un reto fácil, pero la reiteración con la que el Govern plantea su propósito de conseguir el pacto fiscal para Catalunya (un modelo de financiación similar al concierto económico exclusivo de Euskadi y Navarra) ha hecho que por momentos pareciera que su consecución era solo cuestión de tiempo. Pero los expertos que participan en el suplemento+ Valorde EL PERIÓDICO dedicado a esta materia y que se publica mañana coinciden casi sin excepción a la hora de dibujar un semáforo ámbar, cuando no rojo: el pacto fiscal es un objetivo, legal y políticamente, muy arduo.

Sirva como ejemplo el gran escollo que plantea el director del departamento de Derecho Público de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, Jesús Ramos Prieto. La extensión a Catalunya, o a otros territorios, del modelo foral de que disponen vascos y navarros «no se ajusta al texto constitucional y requeriría su previa reforma». Toni Mora, profesor de la Universitat Internacional de Catalunya, recuerda que los precedentes no invitan al optimismo: «Por parte de España se tiende a creer que los catalanes son unos llorones y constituyen una comunidad nunca satisfecha». Por ello pide poner las cartas sobre la mesa por parte de Catalunya y del Estado pero admite que desconoce la solución al conflicto. Joaquim Soler Vilanova, catedrático de la UB, también muestra sus dudas: «¿Pacto fiscal? Uno se pregunta: ¿es la solución o es una solución factible? Como mínimo es la respuesta de una mayoría política y ciudadana a tanta frustración acumulada en Catalunya». Y añade: «El Gobierno central del PP tiene ante sí un nuevo reto, como lo tuvo en 1996 con la corresponsabilidad fiscal y que entonces resolvió con valentía: superar el actual modelo de solidaridad desbordante».

¿CALLEJÓN SIN SALIDA? / La complejidad del encaje del pacto fiscal en la arquitectura del Estado es también política. Contradiciendo las tesis de Jesús Ramos, el Institut d¿Estudis Autonòmics (IEA) ha asegurado que la propuesta puede encajar en la Constitución sin necesidad de reformar la Carta Magna. Sería suficiente con la modificación de la ley que regula la financiación autonómica, la LOFCA. Es decir, que el IEA centra la controversia en la voluntad política, no en la dificultad jurídica.

En este sentido, Antoni Soy, catedrático de Economía Aplicada de la UB y decano de la facultad de Empresa y Comunicación de la Universitat de Vic, firme partidario del pacto fiscal, asume también la extrema dificultad política de este empeño. «Perdimos la primera oportunidad, y la más importante, cuando no lo conseguimos, a diferencia de los vascos, con la Constitución española. Perdimos la segunda oportunidad cuando no fuimos capaces de aprobar en Madrid el Estatut que alumbró el Parlament porque, de hecho, significaba una reforma importante de la Carta Magna vigente. Ahora bien, vayamos con cuidado para no acabar teniendo un pacto fiscal descafeinado y que tendría muy poco que ver con el concierto económico», relata. Su conclusión, a la vista de estos precedentes, es pesimista: «no creo que ni el PP ni el PSOE estén por permitir que Catalunya tenga un concierto económico de verdad (otra cosa sería un concierto de baratillo al que se le llamara pacto fiscal). Creo que el tiempo del concierto económico ya ha pasado y no lo hemos conseguido». Soy apuesta abiertamente por la vía independentista.

Una prueba del rechazo académico a este modelo de financiación propio para Catalunya son las palabras de Ángel de la Fuente, investigador del Instituto de Análisis Económico del CSIC, quien, pese a su perfil académico, no duda en usar un lenguaje más que directo: «Lo de que-me-arreglen-lo-mío-y-a-los-demás-que-les-den ya se intentó con el Estatut (cuya primera versión incluía algo muy similar al concierto vasco) y todos sabemos cómo acabó la cosa cuando los demás, lógicamente, no se dejaron dar». «El mecanismo no puede ser calificado de insolidario porque si es necesario se puede aumentar lo que debe pagar una comunidad en concepto de solidaridad. Pero es cierto que se trataría de una solidaridad más negociada y sobre todo más transparente», responde Josep M. Comajuncosa, profesor de Economia de Esade.

CAMINOS UNILATERALES / El Cercle d¿Economia, que oficialmente no ha bendecido la reivindicación del pacto fiscal, asume también la extrema complejidad de lo que se pone a debate. Es más, Joan Ramon Borrell, secretario técnico del Cercle y profesor de Economía de la UB, ya se sitúa en un escenario en el que la respuesta del Gobierno del PP a este planteamiento sea negativa o insuficiente. Y se pregunta: «Si los catalanes votasen con sus impuestos de forma mayoritaria a favor de la Hacienda catalana, ¿irá el Govern de la Generalitat incluso más allá proponiendo el concierto fiscal y la aportación catalana a la Hacienda española de forma unilateral?».

¿PACTO PARA QUÉ? / Los retos van mucho más allá. El líder de la UGT de Catalunya, Josep Maria Àlvarez, introduce un debate no menor de futuro: pacto fiscal, ¿para qué? «Es fundamental vincularlo al sostenimiento de nuestro modelo de Estado del bienestar. Tiene que ser una herramienta para la garantía del ejercicio de los derechos de ciudadanía que consagra el Estatut. Por eso, es clave establecer un suelo de gasto social». Un ejemplo más de que el pacto fiscal es un reto mayúsculo.