LA ENCRUCIJADA SOCIALISTA

Pedro Sánchez y Susana Díaz, el roce que no cesa

Pedro Sánchez y Susana Díaz, a mediados del 2016.

Pedro Sánchez y Susana Díaz, a mediados del 2016. / periodico

Juan Ruiz Sierra / Madrid / Julia Camacho / Sevilla

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Los socialistas andaluces celebrarán este fin de semana su congreso, donde Susana Díaz será reelegida como secretaria general. La presidenta de la Junta se ha refugiado en su comunidad tras ser derrotada por Pedro Sánchez en las primarias de mayo, pero ya ha dado muestras de no sentirse del todo concernida por la dirección del PSOE, en especial en el apartado territorial. En un nueva fase de su ya largo pulso, el líder no está dispuesto a que sus iniciativas sean ninguneadas.  

Sin "complejos" con la presidenta

La dirección del PSOE tiene asumido que los socialistas andaluces no van a poner las cosas fáciles a Sánchez. La federación que dirige Díaz, que será reelegida sin ningún contrincante en el congreso autonómico de este fin de semana, no va a cuestionar como hizo en la anterior etapa la autoridad del líder, porque este, subrayan en el entorno de Sánchez, "ya no le debe nada": su triunfo en las primarias de mayo, con casi todos los poderes del partido en contra, tuvo a la presidenta de la Junta, que partía como clara favorita, como gran perdedora. Pero Díaz tampoco va a colaborar en la estrategia del secretario general, continúa un miembro de la dirección, que observa un incremento en la distancia que la dirigente andaluza ha tomado respecto a Sánchez y anticipa que este actuará a partir de ahora sin los "complejos" de los tres años anteriores.

Díaz se refugió tras su severa derrota en su federación, la más importante del PSOE, que concentra a uno de cada cuatro militantes. Para evitar que los 'sanchistas' andaluces se organizaran y presentaran un candidato alternativo, convocó a toda prisa su propio congreso e hizo huelga de brazos caídos en el cónclave estatal. Los delegados de su comunidad apenas participaron en los debates más importantes, como el que aprobó la apuesta por "reconocer" en la Constitución el "carácter plurinacional" de España. Pero ahora la presidenta de la Junta ha empezado a subrayar sus diferencias con el proyecto de Sánchez.

"Nuestro referente [territorial] es la Declaración de Granada", dijo el lunes en Sevilla el secretario de Organización del PSOE andaluz, Juan Cornejo, en referencia al documento sobre la reforma de la Carta Magna aprobado en el 2013, que nada decía sobre la plurinacionalidad del Estado. "Hay que saber en qué consiste el federalismo", señaló casi al mismo tiempo en Madrid su homólogo a nivel estatal, José Luis Ábalos. Fue una indisimulada referencia a la federación que lidera Díaz.

Sánchez se ha autoinvitado al congreso de los socialistas andaluces: él es el líder y puede hacerlo

Sánchez, que observa con preocupación las dispares interpretaciones que está suscitando su apuesta territorial en las comunidades (los socialistas valencianos abogan por un "federalismo asimétrico" y los baleares por una "federación de islas"), no va a quedarse de brazos cruzados ante las reticencias de los socialistas andaluces, cuya propuesta de resolución en este espinoso terreno, que será sometida a votación en el congreso del fin de semana, apuesta por "un modelo federal cooperativo". Los colaboradores del secretario general subrayan estos días que los congresos federales del PSOE son el máximo órgano del partido. Por lo tanto, los textos que allí se aprueban, como el de la plurinacionalidad, "son de obligado cumplimiento".

Bien por falta de voluntarios, bien por miedo a tambalear los gobiernos autonómicos socialistas, Sánchez no ha logrado relevar de sus puestos orgánicos a los barones críticos, pero su intento de laminar a quienes apoyaron a Díaz en las primarias va más allá. Su última víctima es Alfonso Guerra, exvicepresidente del Gobierno, destituido como presidente de la Fundación Pablo Iglesias, el 'think tank' del partido. Guerra, nacido en Sevilla en 1940, no acudirá en principio al congreso que los socialistas andaluces. Sánchez sí, pese a que su presencia en el cónclave estaba en duda hasta hace solo unos días. En una nueva prueba de que no ya no le tiembla el pulso ante Díaz, fue el secretario general quien tomó la iniciativa. Hasta cierto punto, se autoinvitó, porque es el líder y puede hacerlo.

La reivindicación del peso andaluz

Bajo el lema ‘Un gran partido para un gran pueblo’, los socialistas andaluces quieren sacar pecho este fin de semana en su congreso regional para reivindicar el peso de su autonomía en el debate territorial y, de paso, su lugar en el seno del PSOE. Son la federación más antigua del partido, más incluso que el PSC, según recordará una exposición en el cónclave. Oficialmente, todos los militantes del sur respaldan al reelegido secretario general, Pedro Sánchez. La posición es de “lealtad” y “responsabilidad” con la dirección federal. Pero aunque se trata de mantener la calma y evitar la confrontación a las puertas del congreso, los hechos se empeñan en demostrar que las espadas siguen en alto y que las directrices que emanan de la nueva dirección socialista no terminan de encajar en una federación que, gracias a sus triunfos electorales y a su hegemonía sin discusión en su comunidad, se presenta como guardián de las esencias socialistas, especialmente con el “ADN de la igualdad”.

El ejemplo más claro es la ponencia que debatirán los socialistas andaluces este fin de semana en Sevilla durante la reelección de Susana Díaz como secretaria general. Frente a lo acordado en el 39 Congreso Federal, el documento político no menciona la plurinacionalidad. Apuesta por un modelo de “federalismo cooperativo”, amparándose en “la igualdad de trato desde la singularidad de los territorios” que aprobó el PSOE en la Declaración de Granada del 2013. “No se aprobará nada diferente de lo que diga la dirección”, apuntan los socialistas andaluces, “aunque marcamos nuestro camino”. La ponencia recuerda continuamente que fue Andalucía quien se echó a la calle para reclamar el “café para todos” en el modelo autonómico, frenando la España de dos velocidades.

Se trata de un discurso que ha mantenido siempre, insisten los andaluces. Y ahora, en pleno apogeo de la discusión territorial, no dudan de nuevo en alzar la voz exigiendo “igualdad entre todos los ciudadanos vivan donde vivan”. El debate actual, apuntan, tiene que ver sobre todo con las posibilidades de cada región cara a la reforma del modelo de financiación “injusto”.

El PSOE-A tampoco se encuentra cómodo con el acercamiento del PSOE a Podemos

La ponencia deja ver que los socialistas andaluces tampoco se encuentran muy cómodos con el acercamiento a Podemos para explorar un gobierno alternativo al PPPodemos. Ni con el rechazo al Tratado de Libre Comercio con Canada (CETA), que el PSOE-A defienden por sus presuntos efectos positivos para la economía de la comunidad. “No me queda más remedio que aceptar y respetar la posición del PSOE”, dijo hace unas semanas la presidenta andaluza.

Fue la única vez que se oyó a Díaz, quien de forma llamativa no es quien salta ahora a la palestra para marcar líneas rojas o plantar cara a Ferraz. Ni siquiera protestó cuando se planteó la posibilidad de una condonación de la deuda a Catalunya, matizando que la medida no debía aplicarse a costa de la financiación.

La posición responde al pacto de no intromisión tras su fracaso en las primarias. De hecho, los delegados andaluces ni acudieron a los debates del 39 congreso federal, que culminó con una ejecutiva exclusiva de afines a Sánchez. Díaz le devolverá la jugada ahora. La pugna se ha visto incluso en los congresos provinciales, donde se han elegido los delegados que acudirán al cónclave regional: los ‘sanchistas’ apenas son 31 de los 489 delegados, y solo en Cádiz lograron los apoyos para una lista alternativa e incluir a sus representantes. Desde la dirección entienden que una cosa fueron las primarias y otra “el liderazgo indiscutible” de Díaz en Andalucía, como muestra el 91% de apoyo a su informe de gestión.