Rajoy se aferra a la gran coalición con PSOE y C's

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Mariano Rajoy apuesta sus fichas a la casilla del optimismo. El presidente del Gobierno en funciones no se retira de la partida, a pesar de los 'noes' que ha cosechado de todos los líderes con los que se ha reunido, porque considera que existen, por encima de las discrepancias escénicas, consensos profundos que posibilitan forjar un Ejecutivo que dé estabilidad y garantías. ¿Cuál sería ese Gobierno? Una gran coalición, formada por PP, PSOE y Ciudadanos.

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Desde la sede presidencial, en el palacio de la Moncloa, Rajoy expresó este martes su determinación a presentarse al debate de investidura y anunció que abrirá una nueva ronda de contactos para buscar esos acuerdos. Aduce que todavía no ha llegado a pedir apoyo de forma explícita a los jefes del resto de partidos y confía en tener una respuesta satisfactoria en las próximas conversaciones. A fin de cuentas, Albert Rivera ya manifestó su voluntad de llegar a un acuerdo a tres y lo que quedaría por conseguir es la abstención del PSOE en la segunda votación, posibilidad que los socialistas siguen negando, a pesar de las esperanzas que alberga Rajoy.

Desde las filas populares relativizan la negativa de Ferraz y consideran que, con paciencia, pueden ser capaces de construir una gran coalición que aporte confianza y sea capaz de aprobar en las Cortes importantes reformas estructurales. "Lo más razonable es formar un Gobierno de amplio apoyo parlamentario que genere confianza, dentro y fuera de España, y que proporcione estabilidad y certidumbre a inversores y compatriotas", señaló Rajoy. 

CONTRA UN PACTO PSOE-PODEMOS

El presidente en funciones alejó la posibilidad un Gobierno alternativo formado por PSOE, Podemos y otras fuerzas de izquierda, una opción que demonizó como factor de inestabilidad. Además,  puso en duda la legitimidad del líder socialista para encabezar tal opción. "No parece razonable querer la presidencia del Gobierno o la del Parlamento con  90 escaños", remarcó, para añadir que ese Ejecutivo sería "muy malo para los intereses generales de los españoles".

Entonces, ¿qué ofrecería Rajoy a Sánchez para que desestimara un Gobierno por la izquierda y favoreciese su investidura?  "Eso habría que hablarlo", se limitó a responder el candidato popular, que incidió en que la gran coalición es la apuesta más segura para el país.

El dirigente conservador también anunció que si ningún candidato logra ser investido presidente y hubiera que ir de nuevo a elecciones, él volvería a presentarse por el PP.

Investidura al margen, este martes se iniciaron los contactos entre los portavoces parlamentarios de PP y PSOE para la formación de la Mesa del Congreso, órgano que entienden debe tener "pluralidad", y en los próximos días hablarán con el resto de partidos. 

SIN CONTACTO CON LOS INDEPENDENTISTAS

Fuera del Congreso, Rajoy no tiene intención de llamar a los independentistas catalanes. "No tiene ningún sentido", justificó, "hablar con los partidos que quieren la ruptura". Poco abierto a cambiar su posición en el panorama catalán, señaló que "cualquier Gobierno apoyado por la CUP es un desastre" y tildó de "espectáculos lamentables" los movimientos de fichas en el tablero político tras el 27-S. 

Le respondió al instante la vicepresidenta y portavoz del Govern en funciones, Neus Munté, que le acusó de "falta de sentido democrático" por negarse a dialogar con Democràcia i Llibertat y criticó sus comentarios despreciativos. "Lo que es insólito es que se califique de desastre que Catalunya pueda tener un Govern reflejo de unas elecciones que dieron una mayoría absoluta de carácter soberanista", destacó. "Quizá el desastre es la visión monolítica del Gobierno español, que parece no haber entendido nada de lo que ha pasado en los últimos años en Catalunya y en especial su incapacidad de leer los resultados del 27-S", zanjó la vicepresidenta.