Rajoy esgrime la ley y ataca a Junts pel Sí por «no tener ideología»

En Reus, Rajoy y Albiol (arriba) fueron increpados por varias decenas de manifestantes.

En Reus, Rajoy y Albiol (arriba) fueron increpados por varias decenas de manifestantes.

RAFA JULVE / REUS

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Xavier García Albiol no logra romper el techo al que se encaramó tras anunciarse que sustituiría a Alicia Sánchez-Camacho como candidato del PPC. Cogió carrerilla al principio pero los últimos sondeos indican que la dinámica se ha frenado y ronda la docena de diputados (ahora tiene 19). Mariano Rajoy llegó ayer a Reus a echarle una mano para tratar de movilizar el voto y taponar más fugas -especialmente hacia Ciutadans, que le está arrebatando muchos electores en la provincia de Tarragona- con un mensaje: el presidente del Gobierno de España es él, no Albert Rivera ni Pedro Sánchez, por lo que será él quien blanda el «imperio de la ley» ante una candidatura independentista «que no tiene ideología», solo el deseo de separarse de España, según definió a Junts pel Sí.

No fue una jornada fácil para el mandatario conservador. Por la mañana se quedó descolocado en una entrevista en Onda Cero, cuando eludió reconocer que, de acuerdo con la Constitución, un catalán no perdería la nacionalidad española en caso de independencia. Mientras que por la tarde tuvo que acortar un paseo que tenía previsto por el casco antiguo de la capital del Baix Camp. Solo pudo hacer un breve recorrido desde la calle de Llovera hasta la plaza de la Llibertat porque más de medio centenar de personas le recibieron a él y a Albiol a gritos de «independencia» y una colección de insultos. Hubo algún momento de tensión cuando los manifestantes se situaron a muy pocos metros de la comitiva, pero un cordón de los Mossos evitó males mayores.

ATAQUES A CIUTADANS / El presidente del Gobierno central no mencionó ese episodio en su mitin ante 800 personas en el auditorio del Tecnoparc de Reus. Empezó su  intervención agradeciendo a la Guardia Civil y a la Gendarmería francesa la detención de la cúpula de ETA, para después sacar pecho frente a «los partidos creados hace un cuarto de hora o en un plató de televisión». Nuevo dardo hacia Ciutadans de un Rajoy que presumió de ser él quien tiene el mando para «aplicar la ley» sobre quienes quieran incumplirla.

Y entonces fue cuando dirigió todas sus baterías hacia Junts pel Sí. La lista que encabeza Raül Romeva pero que tiene a Mas como presidenciable está al borde de la mayoría absoluta en los sondeos, por lo que el PP trata de desactivar a parte de su electorado avisando de los riesgos económicos de la independencia pero también de la complicada «amalgama» de siglas tanto de derechas como de izquierdas que compone esa candidatura. Rajoy, además, advirtió al líder de CDC y a los suyos de que no podrán obligar a los ciudadanos a que cumplan las normas cuando ellos mismos tratan de incumplir la Constitución e insistió en que los catalanes dejarían de ser españoles y europeos si los soberanistas triunfaran. Como si lo de Onda Cero no hubiera pasado.

ALBIOL, CONTRA LOS «CAFRES» / Otro torpedo a Junts pel Sí lo lanzó el líder popular criticando que Mas se ha salvado de hacer un balance de gobierno y se ha dedicado solo a llevar a los catalanes hacia el abismo social y económico, incluida la salida de la UE, argumentos que calcó Albiol en la intervención previa, aunque el candidato popular sí empezó con un mensaje a las personas que les habían abucheado antes del mitin: «A esos cafres los vamos a callar en las urnas», afirmó.  Dicho eso, recuperó sus hits de la campaña, incluido el impago de las pensiones y demás problemas financieros.

La enésima demostración de que los populares seguirán percutiendo con los riesgos económicos de una hipotética secesión la dio por la mañana Soraya Sáenz de Santamaría. La vicepresidenta se reunió en un hotel de Barcelona con una decena de empresarias. No se saben los nombres ni la firma para la que trabajan porque el partido evitó facilitar  su identidad, pero la número dos del Ejecutivo central explicó a la prensa tras acabar el  encuentro que había notado mucha  «preocupación» por la inestabilidad que abriría una declaración unilateral de independencia que ella rebautizó como «declaración de insolvencia».