NUEVA ETAPA

Rajoy prepara el baile de sillas en el PP tras perder el poder

Mariano Rajoy a su llegada al Congreso.

Mariano Rajoy a su llegada al Congreso. / periodico

Gemma Robles / Pilar Santos

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Tsunami emocional el que embargaba este viernes a los populares en el Congreso. Nadie, tampoco Mariano Rajoy, pudo disimular en su rostro la frustración que les producía salir del Gobierno por una moción de censura, después de la llegada de la primera sentencia del caso Gürtel. Hubo mucho aplauso al ya presidente en funciones, lágrimas, palabras de homenaje, despedidas. Rabia contenida fotografiada para la historia en los escaños del PP y en los alrededores del coche oficial que sacó a Rajoy del Parlamento entre gritos de ¡presidente, presidente, presidente!. Él aguantó como pudo el tipo y se marchó a La Moncloa. En breve abandonará el Palacio que le ha servido de residencia en los últimos seis años y regresar con su familia a su residencia habitual, tras el traspaso de poderes.

Previamente el político gallego se había acercado al hemiciclo casi cuando terminaba la sesión sólo a felicitar "el primero" a Sánchez, a despedirse de sus señorías como presidente. "Ha sido un honor ser el presidente del Gobierno. No hay mayor honor, y dejar una España mejor de lo que la encontré. Yo quiero ser el primero en felicitarle [a Sánchez]. Aceptaré como demócrata el resultado de la moción, pero no puedo compartir lo que se ha hecho", dijo. Y si marchó, por última vez, a la zona reservada para ministros.

Si continúa o no como líder de la oposición y diputado es una decisión que guarda de momento, aunque según dicen colaboradores, lleva días escuchando opiniones de populares de peso. Ya hizo esto cuando sopesaba si seguir o no tras perder las elecciones de 2008. Tiene que encarar su futuro, pero también el del partido. Su filosofía vital ha sido siempre no apresurarse. Tomar las cosas con calma. De hecho, con mucha más calma que la mayoría de los mortales. Pero esta vez en el PP aseguran que hay que adoptar ya una primera ronda de decisiones que afectan a un posible baile de sillas, a la recolocación de algunos y algunas populares ilustres que se quedan sin trabajo en el Ejecutivo (como Soraya Sáenz de Santamaría, sobre la que diputados especulaban como portavoz del grupo mientras Dolores de Cospedal mantiene la secretaría general) y a la búsqueda de equilibrios.

¿Seguirá Rajoy capitaneando al menos hasta un próximo congreso extraordinario?. Esa es la primera incógnita que el PP resolverá. Es probable que la respuesta oficial llegue el martes, jornada en que se ha convocado Comité Ejecutivo. Se buscará como mínimo un cierre de filas urgente en la misma jornada que, por cierto, protagonizará un acto en Madrid el ya siempre crítico José María Aznar.

Feijoo dice pensar sólo en Galicia

Alberto Núñez Feijoó, el otro gallego relevante en el partido conservador, más aún en estos momentos de zozobra en que muchos piensan en él como posible relevo, reclama este viernes tranquilidad y esperar a ver qué dice el jefe. Él, para evitar en lo posible especulaciones, insiste en descartar otro horizonte profesional que no sea en su propia tierra. Siempre ha admitido sus dudas (pudo ser ministro y lo rechazó) sobre los años que quiere estar en política y puede que esta enorme crisis interna le coja sin haber deshojado la margarita.

 "Rajoy hablará el martes sobre cuál es su situación y su punto de vista –afirmó el presidente gallego-. Allí expondrá qué es lo que considera mejor para reconstruir una oposición real y efectiva que pueda ganar las próximas elecciones. Vamos a escucharlo y a saber cuál es su opinión". En cuanto a su disposición para liderar el partido nacional, Feijoo se ha declarado "a disposición de Galicia y del partido, pero de Galicia".

Explicación de la estrategia seguida

La cita de la Ejecutiva tiene, además, otros dos objetivos ajenos a la reorganización: decidir los ejes fundamentales de una oposición "útil" pero dura, que buscará acortar la legislatura a Sánchez, además de arrinconar a Ciudadanos. Y permitir que Rajoy explique de viva voz a sus compañeros el motivo por el que no dimitió para frenar la moción de censura, esto es, el hecho de no tener garantizado que con ese sacrificio el PP conservaba la Moncloa.

Esto le importa muchísimo al líder del PP. Desde los sectores ubicados más a la derecha en la vida política y mediática arrecian críticas por no haberlo hecho. Le tachan de "poco patriota" por conservar una presidencia del Gobierno que iba a perder en vez de impedir que Sánchez, apoyado por independentistas, se hiciera con el poder. Pero el entorno de Rajoy insiste que es "un cuento", que no daban los números y que no tenía otros motivos para irse ."Él no ha hecho nada malo", concluyen.