Rajoy quita hierro al batacazo del PP y descarta adelantar generales

María Dolores de Cospedal junto a Mariano Rajoy durante el comité ejecutivo nacional del PP.

María Dolores de Cospedal junto a Mariano Rajoy durante el comité ejecutivo nacional del PP. / periodico

Juan Ruiz Sierra / Patricia Martín

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Primero en la sede del PP y después en la Moncloa, Mariano Rajoy se esforzó este viernes en trasladar el mensaje de que lo que había ocurrido el día anterior en las elecciones catalanas no era, en el fondo, tan grave. Ni el batacazo de los conservadores, que pasaron de once a tres escaños, ni la reedición de la mayoría parlamentaria del independentismo van a hacer que el presidente del Gobierno cambie su paso. Rajoy quitó hierro a la caída de su partido en Catalunya, descartando por el camino un adelanto de los comicios generales, mientras que el nuevo Govern secesionista, si llega a formarse, como parece probable, no podrá renovar su unilateralismo. Sus apoyos han disminuido, señaló el jefe del Ejecutivo, y en cualquier caso él continuará velando porque “nadie se salte la Constitución”.

En su discurso a puerta cerrada ante la plana mayor de los conservadores, el presidente del Gobierno tranquilizó a los suyos con el argumento de que el trasvase de votos hacia Ciudadanos, la lista más votada el jueves, no es extrapolable. Según fuentes presentes en el encuentro, Rajoy, que se mostró “muy cariñoso” con su candidato, Xavier García Albiol, puso el ejemplo de Podemos, que en Catalunya sacó el mejor resultado en las generales del pasado año y ahora, en las autonómicas, se ha quedado en solo ocho escaños en el Parlament.

Rajoy desgranó la misma idea en su comparecencia ante los medios, en la Moncloa, añadiendo también que Ciudadanos ganó al PP en las autonómicas del 2015, un resultado que se invirtió en las generales. Su tesis es que las elecciones catalanas se libran en claves muy propias, ajenas a otras citas con las urnas, y que lo ocurrido en esta ocasión con su partido tenía solo una explicación: el voto útil a los naranjas. Un anticipo de los comicios en toda España, en este sentido, está descartado. “En este momento, con todo lo que está pasando en España, lo que nos faltaba es convocar generales. No tengo ninguna intención de adelantar”, dijo.

Saber ganar y perder

“No creo que nos hayan castigado por la aplicación del artículo 155 de la Constitución. Quien ha ganado las elecciones apoyó el 155. Creo que la razón fundamental ha sido la concentración del voto en una fuerza política que ya lideraba la oposición desde el 2015”, explicó. Y esa fuerza política, continuó en referencia a Ciudadanos, es muy distinta a la que él mismo encabeza. Rajoy apeló al orgullo de sus siglas, a su capacidad de resistencia ante las circunstancias adversas. “No podemos estar contentos con estos resultados, pero el PP es fuerte, no se inventó hace un cuarto de hora. Somos un partido bregado, sabemos lo que es ganar y lo que es perder. Las elecciones de ayer son autonómicas en Catalunya. No tienen nada que ver con las de Galicia, no hace mucho tiempo, donde el PP tuvo la mayoría absoluta”, dijo.

A su juicio, lo “negativo” no es que los conservadores se vean ahora condenados a formar parte del grupo mixto del Parlament, cohabitando con la CUP. “Lo negativo es que los que queríamos el cambio no hemos conseguido los escaños suficientes”, explicó, aludiendo a los 57 diputados logrados por las fuerzas constitucionalistas (Ciudadanos, el PSC y el PP), insuficientes para presentar una alternativa al independentismo en la Cámara catalana, donde la mayoría absoluta se sitúa en 68 escaños.  

Aquí, sin embargo, Rajoy ofreció una versión esperanzadora para sus intereses sobre el desenlace electoral. “Conviene recordar que los independentistas siguen perdiendo apoyos”, señaló. En el 2010, dijo, el soberanismo sumó 76 representantes en el Parlament. En el 2012, 74. En el 2015, 72. Y ahora, 70. “Los resultados dejan claro que nadie puede hablar en nombre de toda Catalunya sin contar con toda Catalunya. Catalunya no es monolítica, es plural, eso es una virtud y una riqueza”, concluyó Rajoy, sin hacer, ni a puerta cerrada ni ante las cámaras, ni una sola autocrítica hacia su gestión de la crisis territorial.