sesión de control

Puigdemont pone Catalunya como ejemplo "para formar gobierno"

El 'president' reitera que el Govern renuncia a reclamar un nuevo sistema de financiación

RAFA JULVE / BARCELONA

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Carles Puigdemont ha transitado tranquilamente este miércoles por su primera sesión de control en el Parlament como presidente de la Generalitat. Lejos de los agrios debates que vivió Artur Mas con la oposición en algunos momentos de la pasada legislatura, el interrogatorio al nuevo jefe del Govern ha deparado pocos encontronazos y solo ha desperezado al hemiciclo en dos ocasiones. La primera, cuando el 'president' ha lanzado una pulla a los partidos españoles por sus dificultades para formar el Gobierno central, poniendo a Catalunya como ejemplo de como se puede evitar la repetición de elecciones. La segunda, cuando ha arrancado algún aplauso en la bancada soberanista al citar a Jaime Gil de Biedma: "La independencia iba en serio y ustedes se han enterado demasiado tarde".

El recadito de Puigdemont a lo que ocurre en el Congreso se ha producido en el cara a cara con Inés Arrimadas. La jefa de la oposición y líder parlamentaria de Ciutadans ha preguntado al jefe del Govern si este está dispuesto a negociar una mejora del sistema de financiación autonómico para "blindar los servicios sociales". El dirigente de CDC no se ha andado por las ramas y le ha respondido que no, que esa pantalla ya está pasada y que el programa electoral de Junts pel Sí en ningún caso comprometía a la coalición a explorar ese camino. Sus miras están puestas en negociar la independencia con España y no en perpetuar los modelos actuales.

Y ha sido entonces cuando ha llegado el pescozón: "Dice usted (Arrimadas) que España está cambiando, pero España no sabe ni cómo formar gobierno. Podría tomar nota de cómo hemos hecho las cosas en Catalunya". Las muecas y las risas de algunos diputados de la oposición (y las miradas al techo en el otro flanco) demostraban que más de uno todavía tiene muy reciente los dos meses de via crucis entre Junts pel Sí y la CUP hasta que Mas cedió el testigo a Puigdemont cuando estaba a punto de sonar la campana.

INFRAESTRUCTURAS, LA RENTA BÁSICA...

Por lo demás, el cara a cara entre el 'president' y los líderes de los diferentes grupos no ha generado grandes sobresaltos. El socialista Miquel Iceta se ha interesado por la salida de la farmacéutica Bayer de una planta que tiene en Tarragona y ha vuelto a tender la mano al Govern para negociar proyectos, al margen del soberanista, claro. Ha puesto como ejemplo de ello el apoyo del PSC a Barcelona World (que después quedó en nada), y Puigdemont ha aceptado la oferta y se ha limitado a hablar de la implicación de la Generalitat en el impulso del tejido empresarial.

El líder de Catalunya Sí que es PotLluís Rabell, ha insistido en reclamar diálogo en torno a la renta básica de inserción, y ha obtenido como respuesta que la intención del Govern es ampliar esta prestación "sin establecer fronteras ni diferencias a quienes lo necesiten". La semana pasada se abrió una polémica en torno a si la Generalitat requeriría conocimientos de catalán a las personas potencialmente beneficiarias.

En cuanto al popular Xavier García Albiol, su intervención ha buscado dibujar a un Ejecutivo sometido a los designios de la CUP. Ha hurgado en la predisposición del Govern de retirar la acusación en varios juicios a activistas como una muestra de servilismo con los anticapitalistas y ha alentado el temor a cambios en el modelo sanitario y educativo. Puigdemont le ha acusado de ser "catastrofista" y ha negado estar al servicio de la CUP, a los que no ha considerado ni siquiera socios.