El saqueo de una institución

Puig y Macias usan el 'y tú más' para no responder sobre Millet

Los 'exconsellers' de CiU Pere Macias (izquierda) y Felip Puig se dirigen a la sala de comisiones para su comparecencia, ayer en el Parlament.

Los 'exconsellers' de CiU Pere Macias (izquierda) y Felip Puig se dirigen a la sala de comisiones para su comparecencia, ayer en el Parlament.

JOSE RICO
BARCELONA

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Convergència i Unió está decidida a figurar en los libros de historia, y no solo por su paso por la Generalitat de Catalunya. También por haber sido víctima de la mayor persecución política en mucho tiempo. Su repetida comparación de la comisión de investigación delcaso Palaucon el Tribunal de Orden Público franquista se ha quedado ya corta. Ayer se citaron otras tres referencias represoras. De menor a mayor antigüedad: el maccarthismo, el Comité de Salvación Pública de Robespierre y la Inquisición. En medio de tanta caza de brujas y reinado del terror, losexconsellersde CiU Felip Puig y Pere Macias usaron su tiempo con plena libertad para extender sospechas sobre la gestión de la obra pública del tripartito. Una estrategia con la que esquivaron hábilmente las preguntas sobre su relación con Fèlix Millet. Al tiempo que proclamaron la honorabilidad de los gobiernos de CiU y el «rigor» de sus adjudicaciones, denunciaron una «confabulación» para «destruir» a CDC con «suposiciones», pero sin pruebas.

Puig y Macias incluso sustentaron su relato con documentación. Exhibieron un informe de la Sindicatura de Comptes que señala que en el 2003, el último año de CiU en el poder, hubo un 4,2% de adjudicaciones realizadas con una sola oferta –«a dedo», según Macias–, mientras que ese porcentaje se elevó hasta el 26,6% en el 2004, primer año de gestión del tripartito. También acreditaron que Política Territorial, en manos del PSC, ha seguido confiando proyectos a Ferrovial. Y que ningún estamento judicial ni auditoría ha puesto en duda las finanzas de su partido ni la gestión de los gobiernos presididos por Jordi Pujol.

«El tripartito comenzó intentando destruir a CiU con el 3% y acabará, según parece, intentando destruir a CiU con el 4%», señaló Puig, el más vehemente de los dos comparecientes. El diputado de ERC Pere Bosch reclamó al actual número dos de CDC que explicase una serie de documentos que vinculan al céntimo las entradas de dinero de Ferrovial en el Palau y las inmediatas salidas hacia la Fundació Trias Fargas. Puig no lo hizo, arguyendo que todo forma parte de una «nebulosa» generada por el tripartito para implicar a Convergència Democràtica en el caso, dando credibilidad para ello al material hallado en los despachos de los saqueadores confesos. La falta de «verosimilitud» de todos esos documentos fue otra línea de ataque de losexconsellersfrente a todos los diputados, salvo los de CiU. Macias lo definió como un «juego de papelitos» dirigido a urdir un «montaje».

Puig rechazó cualquier «relación encubierta» o «fraudulenta» entre la fundación de CDC y la institución cultural y subrayó que los convenios fueron «legales», hasta el punto que la Conselleria de Justícia, ya en época del tripartito, no ha encontrado tacha alguna en ellos.

AMBIENTE TENSO / La entrada de Puig y Macias en la sala de comisiones del Parlament ya evidenciaba que los suyos no eran unos testimonios más, y que la investigación sobre el Palau iba a quedar relegada a favor del rifirrafe entre partidos. Los comparecientes se hicieron acompañar por la mayoría de diputados de CiU y algunos dirigentes de CDC, que expresaron a veces su disgusto por las intervenciones del tripartito.

El presidente de la comisión, el republicano Pere Vigo, llamó al orden para reclamar que no se «intimidase» a los interrogadores, que ayer optaron por hacer pocas preguntas y dedicarse a encajar su mensaje más político, casi electoral.