LA ENCRUCIJADA DEL SOCIALISMO

La pugna por el liderazgo complica la abstención del PSOE a Rajoy

Pedro Sánchez y Susana Díaz.

Pedro Sánchez y Susana Díaz. / periodico

JUAN RUIZ SIERRA / MADRID

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El congreso que celebrará el PSOE condiciona todos sus pasos. Aparcada y sin fecha, estado en el que permanecerá hasta que se forme gobierno, la cita en la que los militantes elegirán a su nuevo secretario general se encuentra en el centro de las decisiones que toman los socialistas, y no hay decisión más importante ahora que la de elegir entre abstenerse y permitir la continuidad de Mariano Rajoy, intentar una alianza alternativa que casi todos dan como abocada al fracaso o contribuir a unas nuevas elecciones, las terceras en un año, en las que el partido teme volver a perforar su sueloPedro Sánchez y Susana Díaz ya han dado muestras de querer presentarse al cónclave. Buena parte de sus respectivos colaboradores consideran que la mejor salida para el PSOE pasa por no impedir un Ejecutivo del PP, pero ninguno de los dos dirigentes quiere abanderar una posición que lastraría sus posibilidades de tomar las riendas de la organización.

"Si Sánchez lidera la abstención, está muerto", señala un dirigente cercano. El entorno del secretario general, que esta semana cumplió dos años en el puesto, confiaba en colocar sobre los barones, la mayoría críticos con su mandato, la responsabilidad de permitir la reelección de Rajoy. Pero los líderes territoriales tampoco quieren ser quienes asuman ese mal trago, por mucho que la mayoría lo considere inevitable, y señalan a Sánchez como el encargado de dar el paso. “Lo que no puede pretender es ser el secretario general pero que otros se coman el pato cuando vengan mal dadas”, señala uno de ellos.

Díaz, en el mismo sentido, intenta poner el foco en Sánchez al tiempo que protagoniza contundentes declaraciones en contra de la abstención. “Si el PSOE tiene motivos para decir 'no' a la investidura de Rajoy, ya no os cuento los motivos del PSOE de Andalucía ante la discriminación y el maltrato a esta comunidad”, señaló a los suyos el pasado martes.

TODAS LAS POSIBILIDADES

De forma caótica, conviven en el PSOE todas las posibilidades sobre lo que conviene hacer con los 85 diputados conseguidos el pasado 26 de junio. En su comparecencia del miércoles, tras su encuentro con Rajoy, Sánchez no rechazó ninguna. Ni la abstención, al subrayar que la voluntad de votar en contra del líder del PP se producía "a día de hoy". Ni las terceras elecciones, explicando que si tenían lugar no sería por su culpa, ya que fue él, con sus fracasados intentos de llegar a la Moncloa, quien más se esforzó porque no hubiera segundos comicios. Ni la búsqueda de un Gobierno alternativo al del PP, al no descartar que pudiera intentar su propia investidura.

Pero esta es la opción que menos adeptos concita. Las otras dos se ven como posibles en todos los sectores del partido, que discuten acaloradamente su conveniencia. En el entorno de Sánchez, que según sus más cercanos coladores “duda qué hacer”, se dan ambas sensibilidades. “Si nos abstenemos, no nos levantaremos nunca. Sería nuestro fin. ¿Qué credibilidad nos quedaría? El divorcio entre dirigentes y militancia sería muy difícil de superar. Muchos no podríamos volver a nuestros territorios sin recibir insultos”, señala un miembro de la ejecutiva del partido, que llega a decir que, si finalmente se opta por la abstención, no acataría la disciplina de voto. Renunciaría a su escaño o se marcharía “al grupo mixto”.    

“¿Y cuál es la alternativa? -se pregunta otro dirigente-. ¿Terceras elecciones? Estamos en caída libre y seríamos señalados como los culpables de la vuelta a las urnas. Parte de nuestro electorado se quedaría en casa y el PP saldría aún más reforzado. Tanto, que podría rozar la mayoría absoluta. Y no es verdad que las bases del PSOE vayan a asesinarnos si nos abstenemos. La mayor parte de los afiliados no están todo el día incendiando Twitter. Ni siquiera tienen Twitter. Son señores de 50 años responsables a los que se les puede explicar bien que no hay otra salida, por sentido de Estado e interés del propio partido”.

CAPEAR LA PRESIÓN

El PSOE capea por el momento la presión para que levante su veto a Rajoy. La anunciada abstención de los 32 diputados de Ciudadanos apenas contribuye a hacer flaquear el rechazo de los socialistas al líder del PP. Pero si el partido naranja vuelve a cambiar de criterio y apoya al presidente en funciones, este acudiría a la investidura con 169 votos a favor, a solo seis de la mayoría absoluta. Sería, reconocen en todos los sectores socialistas, un escenario "muy difícil de parar". Los partidarios de dejar gobernar a Rajoy cruzan los dedos para que se produzca y creen que es posible. Nadie, explican, quiere menos que Albert Rivera unos nuevos comicios. Y quienes abogan por el rotundo rechazo a los populares esperan que Ciudadanos se mantenga donde está, porque Rajoy es un "dirigente tóxico" al que no se le puede dar el 'sí'.