CRISIS EN EL PARTIDO SOCIALISTA

El día más negro de Pedro Sánchez

Diario del calvario del líder socialista desde las acusaciones de Felipe González por la mañana hasta el bloqueo de despachos en la sede de Ferraz

Pedro Sánchez, en su escaño del hemiciclo del Congreso, este martes.

Pedro Sánchez, en su escaño del hemiciclo del Congreso, este martes. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Jornada de alto voltaje. La primera descarga la ejecutó Felipe González con el café de las ocho cuando desveló que Pedro Sánchez le había prometido que iba a abstenerse Pedro Sánchezante una candidatura a la presidencia de Mariano Rajoy. El expresidente tiró del poder simbólico que sigue significando su nombre en el PSOE, se admitió "frustrado", "engañado" y cargó contra un secretario general a quien responsabilizó de hundir al partido. El entorno de Sánchez esperaba una declaración de guerra en esas palabras, sobre todo después de los malos resultados en las elecciones de Galicia y Euskadi el 25-S, y del anuncio de convocar al comité federal este sábado y unas primarias el 23 octubrecomité federal para elegir líder.

Sánchez esperaba un ataque dialéctico de los críticos y tenía el argumentario preparado para una acusación más que previsible. Respondió, casi de inmediato con un comunicado. Lo que no estaba en las previsiones de este miércoles era el intento de contragolpe absoluto de los críticos: la dimisión de la mitad de la ejecutivadimisión para forzar la caída del secretario general.

A primera hora de la tarde, sin aviso, como toda maniobra de guerra que pretenda ser efectiva, el secretario de Política Federal, Antonio Pradas, llegó a la sede del PSOE en Madrid. Accedió en coche, por el garaje. Y ya en el edificio, presentó las dimisiones de 17 dirigentes que piden el relevo de Sánchez. Después de informar, intentó acceder a su despacho, sin suerte. Los afines al número uno le impidieron la entrada. César Luena, secretario de organización, no se lo permitió, ni siquiera cuando Pradas le pidió recoger efectos personales, como fotografías de sus hijos. Le recordó que acababa de abandonar su cargo y que, por lo tanto, no tenía derecho de acceso. Solo le quedaba marcharse.

CIERRE DE PUERTAS

Mientras, la noticia volaba por las redes. La sede de la madrileña calle de Ferraz cerró puertas. Los periodistas se agolparon en la acera mientras intentaban vislumbrar a través de las cristaleras qué ocurría en el interior, en un intento entre intrépido e histriónico de conseguir la información que no llegaba. Dentro del edificio, alejados de los redactores, Sánchez y su gabinete de crisis se encerraron en el despacho a analizar el escenario, conscientes de que en su capacidad de respuesta anida la posibilidad de sobrevivir, por lo menos, hasta el comité federal del sábado.

La primera decisión: anular una entrevista programada para la noche con Pedro Piqueras, en Tele 5. La segunda, comparecencia de Luena para interpretar los hechos. Pasadas las siete de la tarde, salió en rueda de prensa, para explicar que este jueves se reunirá a la ejecutiva para que el comité federal convoque un congreso extraordinario.

Y las dudas. ¿Qué significa? Sánchez se atrinchera en su despacho de Ferraz. Convoca lo que ya está convocado, agita los estatutos en su defensa y promete defender a la militancia. La intervención no despejó dudas ni zanjó la polémica.

UN "FRAUDE", SEGÚN IGLESIAS Y GARZÓN

Salió Pablo Iglesias a calificar de "fraude" las dimisiones. Alberto Garzón, en la línea, habló de "fraude democrático". Y Pradas, que se había marchado de la sede, decidió volver y explicar a los periodistas lo que ya incendiaba las redes. Antes de que llegase, en Ferraz bajaron las persianas. Echaron a los redactores, como si toda la historia estuviera ya escrita. Pero Pradas volvió y habló, desde la calle: llamó "compañero" a Luena. Insistió en que las dimisiones en bloque implican que la ejecutiva queda disuelta y que el secretario de organización ha dejado de serlo. "Sabemos que tenemos en nuestras manos el futuro de este partido", terminó. Pero la noche continuó en los despachos.