¿Incoporar Ciudadanos al "pacto del beso"?

La ejecutiva de Iglesias debe confirmar este lunes si acepta a C's en la negociación o propone fórmulas alternativas

Pablo Iglesias, en la segunda sesión del debate de investidura

Pablo Iglesias, en la segunda sesión del debate de investidura / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La primera decisión que deberá tomar la ejecutiva de Podemos este lunes es si acata la decisión de los socialistas de introducir en la mesa de negociaciones a Ciudadanos y ampliar así el diálogo a cuatro bandas a un diálogo a cinco: PSOE, el partido de Pablo Iglesias, IU, Compromís y -ahora- C’s. Cuando los miembros de la dirección del partido morado conocieron por la prensa, el sábado, la determinación de los socialistas de llevar de la mano a Albert Rivera, su primera reacción fue de sorpresa e inquietud. Esperaban un fin de semana "de calma". 

Varios miembros de la cúpula manifestaron su negativa a incorporar a C’s a la mesa de las izquierdas y opinaron que la nueva jugada de Pedro Sánchez solo viene a demostrar que el candidato busca nuevas elecciones porque conoce lo “incompatibles” que son ambos partidos. Se quedaron de piedra. 

Sin embargo, estas opiniones de la dirección deberán ser consensuadas en una puesta en común de la ejecutiva que ha de valorar, más allá de la primera reacción, si el factor C's es definitivo para bloquear las conversaciones o si existe margen de maniobra. De momento, este domingo IU reivindicó la mesa sin Rivera, pero su portavoz, Alberto Garzón se mosotró dispuesto a "dialogar con otras fuerzas, aunque no sean de izquierdas" para evitar que bloqueen un posible acuerdo a cuatro, lo que abre la posibilidad de que se establezcan varias conversaciones en paralelo. 

Esta opción podría plantearse en las próximas horas para evitar que se frustren unas negociaciones que los podemistas esperaban reactivar sin mayor problema. Tras la investidura fallida de Sánchez el viernes noche, daban por hecho que no habría más escollos para convocar una cita a la que, sabían, debía poner fecha el PSOE. Veían entonces complicación en que los socialistas aceptasen sus exigencias de derogar las dos últimas reformas laborales pero creían que, tras el discurso de Iglesias, fijar un día de reunión iba a ser sencillo. Ni siquiera mostraban prisa y recordaban que tienen dos meses por delante. 

"SOLO TÚ, YO...Y RIVERA"

Las palabras entre irónicas y provocadoras de Iglesias gustaron a buena parte de los suyos, no tanto por el tono, como porque por fin, opinaban, había quedado claro que Podemos quiere buscar un gobierno a la valenciana, en referencia al acuerdo entre PSOE y Compromís en la Generalitat. Aquel “el pacto del beso” fue una expresión que, sabían, iban a viralizarse y a fijar en la opinión pública la impresión que Podemos está dispuesto a dejar atrás las puyas para llegar a una entente que permita la gobernabilidad y evite la convocatoria de nuevos comicios. No esperaban que en el "Pedro, solo quedamos tú y yo" también cupiese Rivera. 

La cúpula, además, tomar otra decisión espinosa. Sánchez y Rivera han impuesto también que el documento base para empezar a trabajar sea el acuerdo firmado por ambos partidos. Opinan que ese texto se puede “enriquecer” pero reivindican que sea el “corazón” del diálogo. Para Podemos esta exigencia convertiría a las conversaciones -si es que se inician con estos términos- en un “paripé”.