CONSEJO CIUDADANO ESTATAL DEL PARTIDO MORADO

Podemos cree que el 26-J pagó la "cal viva" y el "no" a Sánchez

Pablo Iglesias durante el análisis de resultados del 26-J, en el Consejo Ciudadano Estatal.

Pablo Iglesias durante el análisis de resultados del 26-J, en el Consejo Ciudadano Estatal. / periodico

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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La dirección de Podemos concluye que lo que el 26-J no pagaron su acuerdo con IU sino su actividad parlamentaria en la breve legislatura anterior, marcada por la negativa a apoyar a Pedro Sánchez y la intervención de Pablo Iglesias en la que acusó a Felipe González de tener “el pasado manchado de cal viva”. El informe presentado en el Consejo Ciudadano Estatal (CCE) de este sábado por Íñigo Errejón; las encuestas de Carolina Bescansa; e incluso el pulso que Pablo Echenique tomó a las bases, apuntan que su trabajo en el Congreso de los Diputados entre enero y abril lastró sus posibilidades de éxito.

Los análisis han detectado que el “millón mágico” de electores que perdieron desde el 20-D decidió en ese periodo no volver a votarles, antes de que se cerrase la alianza con IU y antes de que comenzase la campaña electoral, lo que habría dejado a ambas operaciones sin capacidad de remontar los errores cometidos. En esa etapa de fuga de votantes, la actividad institucional de la fuerza morada se centró en la propuesta de un gobierno de coalición con el PSOE, en la que Pablo Iglesias pidió la vicepresidencia.

Aunque en un principio el entorno del secretario general defendió esas formas tajantes, la dirección admite desde hace tiempo que el tono áspero fue un error, y por ello decidieron virar hacia un perfil más sereno. Sin embargo, a tenor de las conclusiones, ya no hubo forma de borrar del imaginario colectivo la imagen de agresividad, que habría llevado a una mayoría social a preferir orden frente a un cambio que suscitaba miedo. Fuentes de la dirección admiten que se produjo una “disonancia” al ser percibidos “más duros en el terreno institucional y más seductores en la campaña”, una fórmula oblicua de explicar que los ciudadanos percibieron con incredulidad la transformación de un Iglesias agresivo a otro dulcificado.

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No hay respuesta para saber si pesaron más en el electorado las cuestiones de fondo, como la negativa de apoyar un gobierno con PSOE y C’s, o la contundencia de las formas, como aquella ironía de “la sonrisa del destino”. “Hay cosas que nunca llevaremos a saber”, indican, en un análisis que no cuestiona, tampoco, ningún liderazgo. “No sabemos los detalles, pero lo que ha cambiado el patrón de voto tiene que ver con lo que pasó en esos meses”, conceden.

EVITAR LA 'FETICHIZACIÓN' DE LAS CAUSAS

Los informes de Errejón, Bescansa y Echenique llegaron justo después de la intervención de Iglesias, que pidió a los dirigentes que evitasen enrocarse en determinar las causas del resultado porque eso solo alimenta “facciones” dentro del partido. “Lo importante no es quién tiene razón en el diagnóstico, sino las identidades que se generan en torno a eso. Yo evitaría posicionamentos que se sostienen en clave de corriente o facción. Tenemos cosas más importantes que discutir. Como que hablemos fundamentalmente del futuro, que es enormemente difícil”, planteó, tras aconsejarles que eviten la “fetichización” de los errores cometidos.

Su sugerencia fue asumida solo a medias, puesto que los informes fueron claros, aunque con matices entre sí. El de Bescansa apunta a tres grandes causas: el hastío del electorado, “otra parte que tiene que ver con el periodo entre febrero y abril” y la campaña del miedo del PP. Si esta última resultó más productiva porque el campo ya estaba abonado por la agresividad de la legislatura, se desconoce. “Es difícil de explorar”, alegan. La mayor parte de los simpatizantes de Podemos coincide con ese análisis, pero lo más significativo es que, incluso entre los miembros de los círculos -las bases-, hay una opinión mayoritaria que responsabiliza a la gestión parlamentaria como causa del mal resultado del 26-J. 

Tras los análisis, Podemos se plantea ahora cómo ser "sexy" no por “momentos estelares en televisión” ni por golpes de efecto, sino en el carril lento, con un trabajo parlamentario que despierte mayor confianza e imagen de solvencia.