AUTOCRÍTICA

Podemos echó de menos su marca

La dirección del partido considera que fue un error renunciar al nombre en las catalanas

IOLANDA MÁRMOL / MADRID

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Cada partido tiene su azote interno. Si en el PP cuentan con José María Aznar para amonestar a Mariano Rajoy, en Podemos la fusta la detenta Juan Carlos Monedero. El que fuera cofundador del partido ha sacado los colores a sus dirigentes por haber cometido errores de principiante en la campaña catalana, con críticas tan señaladas que a la dirección no le ha quedado más remedio que admitir que sí, que se equivocaron.

El nombre de la candidatura, Catalunya Sí que es Pot, -admiten ahora- era un galimatías sin personalidad y nada identificable para el simpatizante potencial de Podemos. La marca, según fuentes de Podem, se eligió entre todos, en el espacio de confluencia con ICVEUiA Equo, pero aunque existiese acuerdo, la sensación de pifia era un runrún interno en la sede de la calle de Princesa, en Madrid, desde el inicio de la campaña. Tras las primeras encuestas, creció tanto el miedo a que el electorado no reconociese que debajo del logotipo del pompón de colores habitaba el círculo podemista que los líderes, Pablo Iglesias Íñigo Errejón, tuitearon con tanta alarma como clarividencia: "Catalunya sí que es Pot es Podemos". Ni así.

Errejón, que, igual que otros dirigentes, intuía el desatino con la marca, tuvo la deferencia de ser el primer dirigente en admitirlo, este martes. "Hay gente que no ha encontrado su papeleta", reconoció, y confirmó que Podemos concurrirá a las elecciones generales con su marca y ADN. El lunes, Iglesias había capeado la cuestión amparándose en que la política requiere de "decisiones arriesgadas".

CANDIDATO DESCONOCIDO

El otro tropiezo apuntado por Monedero es la elección de un candidato desconocido, Lluís Rabell. Es una persona "que no enamora", lamenta, consciente de que este es un problema recurrente en Podemos, puesto que buscando perfiles apolíticos y de compromiso social acaban por seleccionar a candidatos planos, sin carisma. En las elecciones autonómicas de mayo ya sufrieron dos pinchazos por elegir a líderes desconocidos y desprovistos de magnetismo. José Manuel López, candidato por la Comunidad de Madrid, no capitalizó la proximidad del 'efecto Carmena' que arrasó en la capital en las municipales. En la Comunidad Valenciana, donde Podemos esperaba un granero de votos, Antonio Montiel, quedó en un discretísimo quinto lugar.

La dirección de Podemos no admite en cambio como válida una de las críticas más repetidas en las últimas horas -ha sido incluso esgrimida por Juan Carlos Monedero- sobre una presunta indefinición de la posición podemista respecto a la cuestión catalana. Los dirigentes del partido creen, por el contrario, que en la campaña del 27-S han conseguido sembrar votos que recogerán en las elecciones generales. Distinguen los resultados del corto plazo de su batalla primordial, la de las legislativas, e insisten en que su posición se revalorizará en adelante. El compromiso de Podemos es, si ganan los comicios, articular un referéndum vinculante en Catalunya para que los catalanes puedan ejercer el derecho a decidir. En esa campaña, la fuerza morada defendería el 'no', para que la "nación" catalana encaje en un nuevo proyecto de país en España.

La ejecutiva de Podemos está persuadida de que el éxito del independentismo les puede favorecer en clave española, porque se ven como la única fuerza que puede estar a la altura, tras el portazo del PP a dialogar. "Hemos sembrado para las generales", pronostica Errejón, convencido de que una proporción importante del electorado que el 27-S eligió Junts pel Sí o la CUP votará a Podemos en las elecciones de diciembre.