Pese a todo, un vaso medio lleno

JOAN Tapia

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Cena de julio en un buen japo con unos amigos que viven en la parte alta.

-¿Quién será president?

-Mas lo tiene bien. Es difícil que el tripartito sume.

(Suspiro de satisfacción.)

-Ya ganó las dos veces anteriores.

-Sí, pero gobierna quien logra la mayoría. Lo dice el Estatut.

-Mas es mejor.

-Puede, pero sociológicamente Montilla representa mas al catalán medio de hoy.

Por un momento, la cena se nubló, pero el diálogo ilustra lo que piensa una parte de Catalunya. De la clase dirigente y de la clase media acomodada, que no siempre es conservadora. En lo que sí coinciden toda la derecha y muchos catalanistas (mas o menos de orden) es que el tripartito es un desastre. Cuanto antes se marche, mejor.

No es fácil defender al tripartito. Él no lo hace. Pero un país normal no debía pasar de 23 años de pujolismo a Artur Mas. La alternancia es la madre la democracia. Un país es más que un partido. Y el president Montilla -con incoherencias y errores- ha evidenciado que el centro-izquierda (apoyado en una izquierda mas radical) puede gobernar.

Pero hoy solo pretendo apuntar que lo que algunos creen un dogma indiscutible -que el tripartito es un desastre y que todo el mundo piensa que lo ha hecho fatal- no es la opinión general. Para saber lo que Catalunya quiere hay que pegar el oído al Empordà y a Ganduixer, cierto. Pero las encuestas serias no sobran. Las del Centre d'Estudis d'Opinió (CEO) son solventes y la última, conocida ayer, dice algo.

La gestión del tripartito no levanta entusiasmo, ya que saca un mediocre aprobado. Un 5,39. No es un cum laude, pero tampoco un suspenso. Y menos el cero patatero que pintan algunos intelectuales comprometidos, nacionalistas (en grado variable) o conservadores (en grado mas fijo).

El tripartito suspende en autogobierno (4,59 frente a 5,12 en el 2009), política económica (3,86 contra 4,02), lucha contra el paro (3,37 frente a 3,74) e inmigración (4,26 contra 4,37). Pero aprueba, y mejora, en la gestión de los servicios públicos. En sanidad (6,14 frente a 5,97), educación (5,76; antes, 5,86) y seguridad ciudadana (5,33; el año pasado fue 5,35, pero antes de Saura era 4,48. ¡Que sorpresa para los que se autorrealizan clavando agujas al conseller!). Y la nota también es buena en cultura (6,10) y en cosas mas prácticas -y tan criticadas- como transporte público (6,10), carreteras (5,98) y ferrocarril (5,95).

Catalunya no es solo su clase media cultivada (que también). Y Ramon Tremosa no es su director espiritual. Catalunya cree, por poco, que el tripartito es, pese a todo, un vaso medio lleno.