CAMBIO DE ETAPA

Isabel Celaá, una vida política ligada a la educación

La nueva ministra de Educación aúna un profundo conocimiento del sector con su larga experiencia parlamentaria

Isabel Celaá, junto a Patxi López

Isabel Celaá, junto a Patxi López

Aitor Ubarretxena

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Isabel Celaá, la nueva ministra de Educación, atesora una larga trayectoria política siempre ligada a la enseñanza. En su currículum destaca su etapa como consejera vasca de Educación, Universidades e Investigación, entre 2009 y 2012, con el socialista Patxi López como lendakari. La bandera de esa legislatura fue la introducción del trilingüismo en las aulas vascas y siempre ha apostado por “un sistema público de enseñanza de calidad”.

Esta bilbaína de 69 años es licenciada en Filología Inglesa, Filosofía y Derecho, y es catedrática de Lengua y Literatura Inglesa. Sus primeros pasos en política llegaron en 1987 de la mano del entonces consejero vasco de Educación José Ramón Recalde, y posteriormente fue viceconsejera con el también socialista Fernando Buesa. Trágicamente, la campaña de ETA contra dirigentes socialistas colocó en la diana a ambos en 2000, y mientras Recalde logró sobrevivir milagrosamente a un tiro en la cara a bocajarro, Fernando Buesa murió junto a su escolta. Estos atentados, junto a la constante amenaza terrorista contra políticos del PSE y el PP, marcaron profundamente a Celaá en aquellos años.

Amplísima experiencia

La nueva titular de Educación ha ocupado escaño en el Parlamento vasco desde 1988 y ha marcado la estrategia en materia educativa del grupo socialista en la Cámara. Respetada por el resto de grupos, pocos parlamentarios disponen de conocimientos suficientes para hacerle frente en los debates relacionados con el sistema educativo. 

Precisamente, su enorme experiencia en la gestión de políticas de enseñanza le ha permitido encajar a la perfección en el estilo que busca Pedro Sánchez para su nuevo Ejecutivo. Además de su profundo dominio técnico de los entresijos del sector, también es una política de largo recorrido con dotes para la oratoria. Son recordados en la Cámara vasca sus enfrentamientos con dirigentes nacionalistas en torno al sistema educativo, pero pasado el calor del debate, sus adversarios siempre han reconocido su capacidad y cercanía.

Firme defensora de la educación pública como garantía de la igualdad de oportunidades, también se ha ganado la fama de dura en las negociaciones ante los sindicatos. Con todo, siempre ha proclamado que su objetivo es la excelencia educativa, y que solo puede alcanzarse a través del trabajo en común de los equipos directivos, los claustros de profesores y el alumnado. Serán estas las propuestas que llevará ahora a Madrid, junto a su firma apuesta por la formación continua y la necesidad de destinar recursos suficientes para garantizar una educación pública de calidad.