ANIVERSARIO DE LA RECUPERACIÓN DEL LIDERAZGO
Sánchez cumple un año al frente del PSOE exhibiendo dureza en Catalunya
Juan Ruiz Sierra
Periodista
Juan Ruiz Sierra
Cuando Pedro Sánchez recuperó el liderazgo del PSOE, parecía un dirigente nuevo. Alguien muy distinto al candidato que se lanzó a la Moncloa con una gigantesca bandera de España y después selló un fallido acuerdo con Ciudadanos para alcanzar la Presidencia del Gobierno. Alguien que venía de inmolarse por no colaborar en la continuidad de Mariano Rajoy, que cargaba contra el Ibex 35, defendía una alianza con Podemos y abogaba por el reconocimiento de Catalunya como nación. Un año después de aquel 21 de mayo en el que arrasó a Susana Díaz en las primarias socialistasSusana Díaz , Sánchez ha vuelto a cambiar. No busca un acercamiento a Pablo Iglesias y desde luego no insiste en la plurinacionalidad del Estado. Al contrario.
En los últimos tiempos, en un momento en el que Ciudadanos lidera casi todas las encuestas al calor de la crisis territorial y el PSOE no logra que calen sus iniciativas, el líder socialista ha vuelto a reinventarse con duras propuestas frente al desafío independentista. Sánchez se ha mostrado partidario de una aplicación "contundente" del artículo 155 de la Constitución frente al nuevo 'president', Quim Torra. Ha defendido una reforma del Código Penal para que el delito de rebelión, que en la actualidad exige un alzamiento "violento", pueda aplicarse al escenario catalán. Ha anunciado una iniciativa para que todos los cargos públicos acaten la Constitución "como bien jurídico supremo" y muestren respeto al Rey. Y ha dicho que Torra, por su largo historial de artículos supremacistas, es el "Le Pen español".
El "giro al sentido de Estado"
La nueva metamorfosis de Sánchez, en la que no ha participado un PSC que mira con recelo este discurso, obedece a dos factores fundamentales, según las fuentes consultadas. Por un lado, a las circunstancias. Se trata de un "esfuerzo sincero" por parte del secretario general, explican en su entorno, de responder al independentismo catalán, dentro de un pulso que le ha acercado más que nunca a Rajoy, al que en campaña electoral llegó a llamar "indecente". Esa, según un dirigente cercano, es la principal característica de su segunda etapa como secretario general: el "giro al sentido de Estado", pasando "de la plurinacionalidad al 155". No es que los socialistas renieguen de la reforma constitucional, pero ocupa un segundo plano. "El reconocimiento de Catalunya pretende una curación a largo plazo. Ahora estamos en plena cirugía", continúa este miembro de la ejecutiva.
Pero el PSOE también vive con impotencia el escaso eco de la mayoría de sus propuestas. Los grandes debates sociales de los últimos meses han sido las pensiones y la igualdad entre hombres y mujeres, dos de sus banderas tradicionales, pero esta vez el partido no ha sabido capitalizarlas. Las iniciativas territoriales vendrían a combatir esta presunta irrelevancia, una percepción que se ve incrementada por la ausencia de Sánchez en el Congreso y, sobre todo, por los sondeos, que colocan al PSOE por detrás de Cs y del PP.
La dirección socialista dice que nada está decidido. Que la distancia entre los tres partidos es tan escasa que cabe hablar de "triple empate". Que aún faltan más de dos años para las generales. Que casi el 40% de los españoles, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), son indecisos, abstencionistas o anticipan que votarán en blanco. Y que la derecha ya ha movilizado a todo su electorado, pero no la izquierda, y cuando esta despierte, continúa esta versión, todo va a cambiar.
Los críticos aparcan la batalla
Son tesis que no calan entre los críticos. Los contrarios a Sánchez siguen siendo los mismos que antes (casi todos los presidentes autonómicos y buena parte de los diputados), pero ahora no plantean una batalla abierta. Saben que la militancia no está de su parte tras el apabullante resultado de las primarias, y ese quizá sea el cambio fundamental respecto a la etapa anterior. Aun así, en el entorno del líder socialista reconocen que todavía queda mucho camino por recorrer, y por el momento hablan de "pacificación interna", no de unidad. "Salvo Díaz, que sigue sin asumir su derrota, los otros líderes territoriales, con sus más y sus menos, están tranquilos", explican fuentes de la ejecutiva.
Sánchez, mientras tanto, ha elaborado un reglamento interno que refuerza su liderazgo y ha diseñado un comité federal y una dirección absolutamente fieles. Las críticas a su labor apenas se trasladan, y cuando lo hacen, él no suele aceptarlas. En una de las últimas reuniones de la ejecutiva, hace varias semanas, la portavoz parlamentaria, Margarita Robles, y la secretaria de Políticas Migratorias, Pilar Cancela, coincidieron en señalar que Sánchez debía marcar más la iniciativa. "Lo acogió mal. Él sigue teniendo una enorme seguridad en sí mismo –dice un miembro del organismo-. En eso no ha cambiado".
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