El PP busca la suerte de Naseiro

Rosendo Naseiro y Ángel Sanchís, en una foto tomada a finales de los 80.

Rosendo Naseiro y Ángel Sanchís, en una foto tomada a finales de los 80.

GEMMA ROBLES / MADRID

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Hace apenas unos días el equipo de abogados que representa al partido de Mariano Rajoy decidió reclamar la nulidad del caso Gürtelcaso Gürtel -del que han nacido las fundadas sospechas de financiación ilegal en las filas populares- alegando que las grabaciones sobre las que sustenta son "ilegales, ilícitas y delictivas". Se refieren a la recopilación de conversaciones grabadas al supuesto cabecilla de la trama, Francisco Correa, por parte del exedil José Luis Peñas.

Con esta estrategia el PP del 2016 ha decidido seguir la misma senda que, en los 90, transitaron ya los letrados que entonces defendían a la formación de José María Aznar ante otro escándalo de supuesta financiación irregular: el llamado caso Naseiro. Ese que toda una estrategia jurídica y mediática diseñada por el ahora embajador Federico Trillo terminó convirtiendo en el caso Manglano, por el juez Luis Manglano que, como con la Gürtel le sucedería años después al magistrado Baltasar Garzón, fue objeto de una ferocísima campaña pública de los conservadores.

INVESTIGAR NARCOTRÁFICO

Corría el año 1988 cuando en el PP de Antonio Hernández Mancha su entonces tesorero, Rosendo Nasiero, fue situado casi por casualidad en medio de una trama político-financiera que sirvió para destapar financiación ilegal en las filas populares. La policía estaba investigando en realidad un caso de narcotráfico y se seguía la pista al hermano de Salvador Palop, concejal en Valencia.

Hubo pinchazos telefónicos para seguir el caso pero, y aquí llegó la sorpresa, en las grabaciones quedaron reflejadas también charlas entre distintos políticos conservadores –Naseiro entre ellos- poniéndose en evidencia su participación en negocios relacionados con la construcción de los que se derivaban comisiones que, según parece, terminaban en la caja b.

Dos años después, cuando Aznar apenas llevaba unos días al frente del PP que había heredado de Manuel Fraga, estalló el escándalo. Y se produjeron las detenciones de Naseiro y Palop, entre otros. Con mucha presión en el ambiente, Manglano optó finalmente por inhibirse al Tribunal Supremo al resultar imputados algunos políticos que gozaban de la condición de aforados. Fue precisamente en el Supremo donde los populares reclamaron la nulidad del juicio alegando que las grabaciones, fuera cual fuera su contenido y lo que desvelaban, eran irregulares y habían vulnerado el derecho a la intimidad de los afectados. Los acusados, incluido el tesorero o el parlamentario popular Angel Sanchís, fueron absueltos. Ahora el partido de Rajoy busca lo mismo: la suerte de Manglano.