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El 'Partido Kosovar' (aquí y allí)

JOAN Tapia

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El jueves pasado, el Tribunal Internacional de La Haya avaló la independencia unilateral de Kosovo proclamada en el 2008. Y este país, reconocido ya por Estados Unidos y la mayoría de los países de la Unión Europea, volvió a encender la polémica española. No fue la primera noticia para ninguno de los dos grandes diarios barceloneses, pero sí tuvo este rango en toda la prensa de Madrid.

En Catalunya se ha vuelto a afirmar que Kosovo demuestra que pueden nacer nuevos estados en Europa y que es un precedente para otras naciones sin estado. Y es cierto que el aval de La Haya a una declaración unilateral tiene su interés. Pero elPartido Kosovar de Catalunya, algo transversal, ignora que todos los nuevos estados han nacido en el Este por la debacle del comunismo. Sin el cemento leninista, líderesregionalesde la antigua URSS, dirigentes checos obedientes a Moscú en la represión de la primavera de Praga y los herederos deTitoen las antiguas repúblicas yugoslavas se hicieron nacionalistas para mantener (o reconquistar) el poder. Pero en Catalunya el PSC no tiene miedo de Kosovo, y CiU, un interés circunspecto.

En Madrid es otra cosa. Allí elPartido Kosovar se ha vuelto a revelar tan potente y belicoso como transversal. Todos los diarios abrían con Kosovo y aunque alguno (El País) lo trataba con sensatez, el título del primer diario de la derecha, «La decisión de La Haya sobre Kosovo da alas al independentismo», resume el clima. El editorial insistía en que Kosovo era «parte indisoluble de la nación» en la antigua Constitución yugoslava (¿les suena familiar?), que sentaba un grave precedente y que podía ser un aval para Catalunya y Euskadi.

Y la repulsa a La Haya no se limitó a la derecha. El progresistaMiguel Ángel Moratinos,dedicado a hallar genes deAdolfo SuárezenRaúl Castro,encontró tiempo para asegurar que España no cambiaría de política y no reconocería a Kosovo. Al igual que Rusia y China, tan democráticas como Cuba. ¿Cómo pueden ser tan simples? Kosovo no es fruto de la fuerza de los nacionalistas, sino del Ejército serbio que en 1998 practicó una terrible limpieza étnica contra la población que solo acabó con la intervención estadounidense y el bombardeo de Belgrado.

Catalunya ha sufrido años de déficit fiscal y la sentencia del Tribunal Constitucional muestra nacionalismo estrecho y cretinismo, pero el Ejército español no persiguió catalanes hasta el Pirineo y los asesinó por motivos étnicos. Y Estados Unidos no ha atacado Madrid.

Que algún catalanista esgrima Kosovo es comprensible. Pero que los diarios españoles y los dos grandes partidos se irriten con Kosovo pensando en clave catalana indica que el nacionalismo español –más transversal que el catalán– tiene serios problemas cerebrales.