Nuevo paso en el camino hacia el estado propio

El Parlament envía la consulta al Congreso con 3 votos del PSC

Pere Navarro charla con Junqueras en presencia de Artur Mas.

Pere Navarro charla con Junqueras en presencia de Artur Mas.

RAFA JULVE
BARCELONA

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Bromeaba ayer más de un diputado del Parlament con que había sido imprescindible recuperar fuerzas en las pasadas Navidades para el 2014 que se avecina. Muestra de ello fue la primera sesión plenaria tras unas vacaciones invernales de 32 días. Con los votos a favor de CiU (50), ERC (21), ICV-EUiA (13) y tres diputados díscolos del PSC, la Cámara catalana aprobó la propuesta para solicitar al Congreso que delegue a la Generalitat la competencia para convocar la consulta de autodeterminación. La carrerilla emprendida por el bloque del  tras pactar la fecha y la pregunta del plebiscito sigue con viento a favor. Ya se verá cómo acaba, pero por ahora el año ya ha empezado mal para los socialistas catalanes. Su cúpula debe decidir qué hace con Marina Geli, Joan Ignasi Elena y Núria Ventura después de que rompieran la disciplina del partido (¿y el partido?) y se negaran a renunciar al cargo.

En el hemiciclo había ayer 133 diputados. Faltaba el popular Rafael López (de baja por enfermedad) y estaba vacío el escaño que durante un año ha ocupado el alcalde de Lleida, Àngel Ros, quien presentó su renuncia para ahorrarse el enfrentamiento en la Cámara con la dirección del PSC. Aclarado esto, el recuento se saldó con 87 votos a favor, 43 en contra (16 del PSC, 18 del PPC y 9 de Ciutadans) y las tres abstenciones de la CUP. Es decir, el  se quedó a las puertas de los emblemáticos dos tercios de la Cámara (necesarios para reformar el Estatut), mientras que el no ni si quiera alcanzó el tercio.

«ESPERAR EN EL ARCÉN» / Enfadados se mostraron algunos diputados de CiU con el grupo parlamentario de David Fernàndez por no haber votado a favor y haber facilitado una goleada más simbólica si cabe, pero la CUP considera inútil negociar con el Estado y, pese a haber firmado la propuesta en diciembre, optó por «esperar en el arcén» a los partidos que regresen de Madrid con el no bajo el brazo para abrir entonces otras vías. Con todo, tanto Fernàndez como sus compañeros Quim Arrufat e Isabel Vallet fueron de los muchos que se pusieron en pie y aplaudieron durante casi cinco minutos tras confirmarse el resultado.

Las dos horas que duró el pleno depararon pocas sorpresas dialécticas. La portavoz de ERC, Marta Rovira, persistió en la tesis de que no hay nada más democrático que dejar votar. «¿Quién tiene miedo a un referendo?», se preguntó mirando hacia el PPC. En realidad,  dio la sensación de que lo de ayer fue para Esquerra un mero trámite, «la última oportunidad del Gobierno español para responder», porque los republicanos (¿y quién no?) dan por hecho que el Congreso se negará a delegar competencias a la Generalitat a través del artículo 150.2 de la Constitución y, por tanto, cabe centrarse en lo que se pueda hacer desde Catalunya.

«TRÁGALA AL ESTADO» / La número dos de ERC también dirigió dardos al PSC, pero su portavoz, Maurici Lucena, soslayó la crisis de su partido y se dedicó a ensalzar que la vía federalista «va haciendo camino». Los socialistas insisten en que todo es una escenificación y que hasta CiU y ERC admiten que la consulta no se celebrará el 9 de noviembre. «La habrá más adelante, pero no tal y como ustedes la plantean», que no es más que una suerte de «trágala» al Estado, les espetó. Al mismo tiempo, y como si se tratara del juego de la patata caliente, acusó al PP de ser el «mejor aliado» de los «separatistas» y «el principal responsable» del conflicto territorial.

Lucena lo intentó, pero no era un buen día para que el PSC sacara pecho. Hasta la presidenta del PPC, Alicia Sánchez-Camacho, utilizó a los socialistas catalanes para ponerlos como ejemplo de la «fractura social» que en su opinión está provocando el órdago lanzado por el president Artur Mas. La dirigente conservadora advirtió además de que «[Mariano] Rajoy no aceptará chantajes» y recordó que en el 2002 el líder de CiU calificó el debate independentista de «anticuado y frustrante». También insistió en los lazos sentimentales con el resto de España y en las «consecuencias negativas» que tiene el debate soberanista para la recuperación económica.

RIVERA PIDE ELECCIONES / Como Camacho, el líder de Ciutadans, Albert Rivera, optó por compaginar el castellano y el catalán en su intervención. También coincidieron en que fueron los únicos presidentes de grupo parlamentario que tomaron la palabra (el resto fueron portavoces). La mayor diferencia fue que Rivera reclamó a Mas que convoque unas elecciones anticipadas (que le convienen a su partido pero no al PPC) cuando el Congreso vete la consulta. «Este debate demuestra que Catalunya no tiene competencias» para organizar el referendo, avisó.

El portavoz de CiU, Jordi Turull, además de afear al PSC que su catalanismo se diluya, le replicó al líder de Ciutadans que el no del Congreso no supone el fin del trayecto, pues quedan otras cuatro vías «legales», como intentarlo por la ley de consultas o pedir la reforma de la Constitución. El resto de su discurso, casi calcado y aplaudido por ERC.

Entre medias, Dolors Camats (ICV) afirmó que la mayoría no se puede ver «sometida» por un marco legal. También advirtió de que su partido no aceptará que ese debate se eternice en la Cámara baja. O sea, que no se frene el proceso.