La otra izquierda

El líder de ICV -el socio tripartito que más aguanta en las encuestas- pasó ayer por Primera Plan@. Predicó que la baja participación es una rémora y la atribuyó a la corrupción y a la subordinación de la política a la economía. Remedio, la regeneración democrática.

Pocos discuten hoy la intervención del Estado en la economía. El problema es el cómo.Herrera se sitúa más conKeynesque conHoover, el presidente de la crisis del 29. ¡Bien! PeroKeynesrecurría al análisis frío, yHerrera,a la moralina emocional. El mercado no es Dios, pero decir hoy que «cuando se habla de tranquilizar a los mercados se supedita la política a la economía» es falso.Keynesapostó por el déficit público contra la recesión. Pero hay una barrera infranqueable: financiar (en el mercado) el déficit y la deuda acumulada. E ignorarla es mortal. Si no se pueden pagar las tresm -maestros, médicos y mossos-, o el paro, o las pensiones… se liquida el Estado del bienestar. Por esoHerrerase equivoca al condenar aZapatero. Sin el ajuste de mayo, España bordearía el desastre. E, Irlanda lo prueba, seguimos en peligro.

Herreratiene un liviano poso marxista, un fuerte empuje verde (el partido que más sube en Alemania) y varios injertos de catolicismo social (pero laico). Todo agitado en una coctelera algocumbayá. Pero conecta y también dice cosas muy sensatas. Que la financiaciónsucia(caso Millet)daña la democracia. Que es irracional que España sea el país con más kilómetros de AVE. Y que querer abolir el impuesto de sucesiones, que con la reforma solo pagará el 5% más rico, es poco explicable. Para gobernar desde el centroderecha liberal estáMas,peroHerrera sería un sano contrapoder. Y puede tener un papel similar (y más colaborador) conMontilla.Sabe que la pinza con Aznar dejo a IU en la indigencia. ICV no debe dirigir el Govern. Pero sería peor que, como desea la derecha miope, fuera fumigada.