LA ENCRUCIJADA DE LOS NACIONALISTAS

Los hermanos Pujol rematan su pacto de silencio sobre el "legado"

JOSE RICO / BARCELONA

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La tercera y última estación de la procesión parlamentaria del clan Pujol Ferrusola confirmó el férreo pacto de silencio fraguado en el seno familiar para sostener a capa y espada la versión con la que el patriarca, el 'expresident' Jordi Pujol, se inmoló políticamente el 25 de julio pasado al confesar que ocultó en el extranjero una "herencia" de su padre. Los tres últimos vástagos citados para rendir cuentas ante el Parlament, OleguerMireia y Josep, cumplieron con la definición que hizo de la saga siete días atrás su hermano Pere: "Somos una familia bien avenida". Y como tal se han comportado los siete hermanos estas tres últimas semanas al descargar toda la responsabilidad de la gestión del legado sobre el mayor de todos ellos, Jordi, que asumió las riendas de esos fondos en 1990. El origen y el recorrido anterior y posterior de un montante que en esa fecha rondaba los 500 millones de pesetas sigue siendo, en palabras de Oleguer y Josep, todo un "secreto de familia".

Mireia optó por la estrategia más sencilla para mantener ese secreto a buen recaudo: no abrir la boca. A diferencia del resto de sus hermanos e incluso de sus padres, la penúltima del clan, imputada por haber mantenido oculta su cuenta de Andorra, se negó a dar explicaciones y se armó de suficiente paciencia para aguantar en silencio el chaparrón de sospechas que la oposición fue deslizando sobre ella. Ni una palabra.

Antes y después de ella, el más pequeño de los Pujol, Oleguer, y el único hermano no imputado, Josep, calcaron la estrategia del primogénito, Jordi. Con estilos y portes diametralmente opuestos pero con un hilo argumental muy parecido, ambos precipitaron sobre los diputados retahílas de datos con los que hicieron gala de sendos vastos currículos empresariales, cuya exhaustividad contrastó con la pertinaz sequía de información acerca de la 'deixa' de su abuelo Florenci. Oleguer y Josep aseguraron haberse enterado de la existencia de ese legado en 1990 por boca de su hermano Jordi y confirmaron que el pastel se repartió en ocho trozos de 62 millones de pesetas cada uno para la matriarca, Marta Ferrusola, y sus siete hijos, lo que incluiría a Oriol Pujol, que la semana pasada evitó aclarar si cobró su parte del legado y negó haberse acogido a regularización alguna.

A la pregunta de dónde hundían sus raíces esos fondos, Oleguer insistió en la teoría de los negocios de divisas a los que se dedicaba su abuelo. Lo mismo repitió Josep después, pero dejó entrever que sabía algo más que no podía contar: "Si digo alguna cosa, puedo perjudicar a mi hermano Jordi", pretextó en alusión a la declaración judicial que el primogénito debe afrontar el próximo día 26, y que ha sido la excusa perfecta de los Pujol para sostener su silencio. Oleguer demostró que ese legado ha sido un calvario para la familia al suscribir la primera autocrítica moral del clan: "Quizá fue un error que mi padre no renunciase a la herencia".

En cuanto a la gestión posterior de sus respectivas remesas, Oleguer y Josep coincidieron en que sus cuantías fueron ingresadas en la andorrana Banca Reig, la actual Andbank. El benjamín de la familia añadió que, en el 2001, esta entidad "les invitó a marcharse" y entonces transfirió sus capitales a la Banca Privada de Andorra, donde hallaron acomodo hasta que los regularizó en el 2014 gracias a la amnistía fiscal del PP.

Lo que tampoco esclareció es cómo los 360.000 euros que cobró en 1992 llegaron a doblarse durante esos 22 años, dado que la cantidad que legalizó rondó los 750.000 euros. Su hermano Josep trató de echarle una mano aduciendo que los tipos de interés de la época pueden explicar tal incremento de saldo. "No era un fondo con el que pensase ganar dinero. Era una reserva por si acaso", justificó ahondando en la tesis paterna de que el objetivo de la 'deixa' era garantizar la supervivencia familiar en caso de inestabilidad política.

RICO A LOS 30 AÑOS

"Yo no sé cómo han gestionado su dinero mis hermanos. Cada uno hemos ido por libre", apuntó Josep. Igual que sus cinco hermanos, Oleguer y Josep Pujol no pudieron sustentar sus relatos en prueba documental alguna porque, si existe, el único que la tiene es su hermano Jordi, en quien afirmaron haber depositado una "confianza" ciega todos esos años.

Josep, cuya ostentación le llevó a afirmar que ya "era rico con 30 años", fue quien más incógnitas dejó sin despejar sobre su fortuna al negarse incluso a revelar si tiene hoy en regla sus fondos en el extranjero. Se escudó para ello en la actitud del ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, a quien acusó de romper la confidencialidad de esos datos en algunos casos con fines partidistas. Pese a esta opacidad, proclamó que está "limpio" porque la Agencia Tributaria le investigó y el expediente se cerró sin sanciones.

"CONFABULACIÓN"

Oleguer, por el contrario, se valió precisamente de la regularización de su patrimonio para repeler las acusaciones de evasión fiscal. "El defraudador es aquel a quien se le abre una inspección, ese no mi caso", alegó. El hijo menor del 'expresident', imputado por fraude fiscal y blanqueo de capitales, atribuyó a una "confabulación" la investigación de la Audiencia Nacional.

El benjamín de la saga solo reconoció como propios 10 de los 89,5 millones de euros que consignó en la declaración de bienes en el extranjero efectuada en el 2012. El resto, dijo, pertenece a los accionistas de las empresas que él gestiona, por lo que no puede considerarse patrimonio suyo. Y garantizó que, aunque muchos de ellos pazcan en paraísos fiscales, están tributados.