Una ofrenda "excepcional"

Júlia Regué

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La ofrenda floral a Rafael Casanova con motivo de la Diada de Catalunya tampoco escapó del guión de la "excepcionalidad" que reinó en todos los actos de este Onze de Setembre. Los lazos amarillos se hicieron hueco esta vez entre las flores que instituciones, partidos políticos, sindicatos y entidades dejaron a los pies del monumento al mártir del 1714. 

Entonando ‘Els Segadors’, el ‘president’ Quim Torra, junto a su equipo de gobierno, dió el pistoletazo de salida las conmemoraciones después de una encajada de manos con la guardia de honor de los Mossos d'Esquadra. Tras ellos, la Mesa del Parlament, encabezada por el presidente de la Cámara catalana, Roger Torrent, con la ausencia destacada de José Maria Espejo-Saavedra, ya que los naranjas se desmarcaron de la cita, al igual que los populares. Llegó después el turno de la comitiva del Ayuntamiento de Barcelona, encabezada por la alcaldesa Ada Colau, que sorprendió luciendo un lazo amarillo en la solapa. 

Presos y diálogo

Los políticos independentistas presos y el deshielo iniciado entre el Govern de la Generalitat y el Gobierno de España acapararon la escena. La portavoz del Ejecutivo catalán, Elsa Artadi, rompió el hielo. "La situación de los presos es dramática y refleja un estado represivo", sentenció, aunque no quiso subordinarlo a la existencia de "más de dos millones de personas movilizadas y determinadas a ejercer su derecho a la autodeterminación y reclamar la independencia de Catalunya".

Más contundente fue el 'vicepresident' del Govern, Pere Aragonès, que fijó su libertad, y el "libre retorno" de los desplazados a Europa, como "condición" para un "diálogo sincero y honesto" con el Gobierno. El líder de los socialistas catalanes, Miquel Iceta, le pidió que "nada impida el diálogo" y se esforzó en recordar a los independentistas que "en un Estado de derecho que se ponga a una persona en libertad depende del poder judicial". "No debemos poner condiciones imposibles para dialogar", apostilló. 

Torrent fue el encargado de entonar la "excepcionalidad" y la "no normalidad" de la situación. Recordó a su predecesora, Carme Forcadell, y tras visitarla en la cárcel de Mas d'Enric del Catllar sentenció que no lograrían "descabezar" al independentismo y la democracia. 

La alcaldesa de Barcelona advirtió de que no admitiría preguntas de los periodistas porque cabía centrarse en la fecha y especialmente en las "ausencias de los líderes independentistas en prisión, que hoy no tienen voz". Colau proclamó que Catalunya "lo tendrá muy difícil, por no decir imposible" volver a la normalidad democrática y "desbloquear la situación con el Estado" si siguen entre rejas.

Presencia de la extrema derecha

La extrema derecha hizo acto de presencia en el homenaje al que fuera 'conseller' en cap de la Generalitat. Representantes del partido españolista Plataforma per Catalunya (PxC), de un lado, e independentistas del Moviment Identitari Català (MIC) y de SOM Catalans (SOM), de otro, acudieron a la zona.

PxC se preparaba para iniciar su ofrenda cuando colectivos antifascistas y miembros de los Comités de Defensa de la República (CDR) trataron de impedir que llegasen hasta el monumento. Los Mossos arrinconaron a los españolistas en uno de los laterales de la zona.

Los antifascistas detectaron entonces miembros del MIC y de SOM y les increparon a gritos de "Fuera fascistas de nuestros barrios". Un cordón policial de los Mossos impidió cualquier encontronazo físico. Los agentes les custodiaron y lograron realizar su ofrenda con botes de humo verde y al grito de 'Catalunya Catalana' y 'Catalunya, ni española ni musulmana'.