"No es el David de la CUP"

El cuarto día del juicio por el 9-N congregó a nuevos letrados, a voluntarios y a dos guardias civiles

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RAFA JULVE / BARCELONA

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El pescado ya estaba todo vendido en la cuarta sesión del juicio del 9-N, aunque esa no fue la razón por la que hubo cambio en el banquillo de los abogados de la acusación popular. María Ponte tenía otro señalamiento fijado y entró en su lugar el penalista Antonio Alberca, que pese a ser madrileño dice entender bien el catalán y por eso no requirió del intérprete que la Conselleria de Justícia había facilitado a su compañera en los días previos.

Alberca, representante en este caso de dos sindicatos de policía y de el pseudosindicato ultra Manos Limpias y letrado del expresidente balear Jaume Matas en un pasado, hizo más preguntas en una mañana que Ponte en las tres anteriores. Otra cosa es el nivel de dichas cuestiones, algunas de ellas con la correspondiente reprimenda del presidente del tribunal, Jesús María Barrientos, por su improcedencia o porque ya se hubieran respondido. Es lo que tiene llegar 'a misses dites'.

Las intervenciones de Alberca sirvieron en todo caso para destensar un poco el ambiente al obtener respuestas del tipo "si llega a ser una web falsa nos la hubieran clavado doblada". Se lo dijo uno de los testigos, Manel Gallart, cuando el abogado acusador le preguntó si sabía si la web del proceso participativo www.participa2014.cat era de la Generalitat o de una "organización secreta".

"DE MAS I GAVARRÓ A SÁNCHEZ ULLED"

Otro toque de humor que permitió a los presentes sobrellevar el visible cansancio que acumulan lo aportó el fiscal Emilio Sánchez Ulled cuando indagaba en los carteles informativos que se pusieron en los colegios el día de la votación para indicar en qué mesa se debía depositar la papeleta. "¿Había apellidos exactos, de Mas i Gavarró a Sánchez Ulled, por ejemplo?", le preguntó a una testigo. Ni las defensas ni los acusados pudieron reprimir una sonrisa.

Más momentos de distensión al menos para el público asistente los protagonizaron la exdiputada de ERC Gemma Calvet y el presidente del tribunal. La primera, que había acudido en calidad de voluntaria a petición de la defensa de Joana Ortega, fue respondiendo obedientemente a las preguntas de todas las partes aunque en cada contestación iba introduciendo mensajes de calado político para denunciar que se celebre este juicio... hasta que Barrientos la frenó con un: "Ya es suficiente, señora".

TRAJE Y CORBATA

Había entre los asistentes dos jóvenes que pensaban que estos tira y afloja aún serían más duros con el siguiente testigo. Resulta que tenía que declarar David Fernández y... chasco. "No es el David de la CUP", se lamentaron. El David que tenía que hablar no era el exdiputado anticapitalista que se abrazó a Mas la noche del 9-N; era un hombre vestido con traje oscuro y corbata rosa que había sido voluntario durante el proceso participativo en el colegio Pere Vila de Barcelona y que, como otros testigos, se acordó del ambiente festivo y emotivo con que se vivió aquella jornada, de cómo por ejemplo un señor de 100 años tenía problemas para introducir la papeleta en la urna de cartón pero una gran alegría por poder hacerlo.

Después volvió a ponerse seria la cosa: tenían que declarar los dos guardias civiles que hicieron un informe pericial sobre el sistema informático empleado el 9-N y el fiscal pidió que, "por razones de seguridad", no se emitiera la imagen de sus rostros. Nadie puso objeción y los dos agentes (vestidos de paisano) pasaron casi a impartir un cursillo sobre archivos ZIP y CSV, bases de datos, ficheros... al que Mas, Rigau y Ortega parecían atender con interés, aunque a veces se les perdía la mirada hacia el horizonte que les espera tras concluir este viernes el juicio. A Rigau, por el momento, los diputados independentistas la recibieron con aplausos cuando este jueves por la tarde regresó a su escaño para seguir el pleno.