Mónica Oltra, la Colau valenciana

En el cierre de campaña de Podemos en Valencia, Mónica Oltra pidió un regalo especial para su 46º cumpleaños, que coincidía con las elecciones generales del 20 de diciembre: hacer a "Pablo" presidente. La formación morada no liderará el Gobierno, pero la coalición Compromís-Podemos-És el moment consiguió el 25,07% de los votos en la Comunitat Valenciana y 9 escaños en el Congreso, solo a dos de un PP que sigue en caída y superando holgadamente al PSPV como primera fuerza progresista valenciana. La estrategia electoral de Oltra, con la que sus socios nacionalistas del Bloc en principio se mostraron reticentes, había funcionado. Y con esos resultados, la diputada que llegó a ser expulsada de Les Corts en la pasada legislatura por el entonces presidente de la Cámara, Juan Cotino, ve un poco más cerca el objetivo de ocupar el sillón del Palau de la Generalitat en el 2019.

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"Somos la primera fuerza del cambio", proclamó la líder absoluta de Compromís la noche electoral desde la plaza del Pilar de Valencia donde, como en las pasadas elecciones autonómicas, la coalición protagonizaba la fiesta más sonora. Los gritos de "presidenta, presidenta" jalearon la intervención de la vicepresidenta de la Generalitat Valenciana, que hace tándem con el socialista Ximo Puig en un Ejecutivo apoyado desde fuera por Podemos. En Iniciativa del Poble Valencià, el partido que forma parte de Compromís y que lidera Oltra, estaban pletóricos. Pero en el Bloc, la otra pata de la coalición y que durante las negociaciones del pacto con Podemos amenazó con romper la alianza, no se quedaban a la zaga. "La victoria tiene mil padres y la derrota, ninguno", resume un miembro de Compromís, que señala el "efecto narcótico" que se vive después del triunfo en el seno de la coalición.

BUEN CLIMA CARA A LA GALERÍA

Buen clima, sí, pero de puertas afuera. "El Bloc está noqueado porque ve que sus tesis se han estrellado y que Mónica ya está consagrada como figura estatal; es inevitable", valoran fuentes próximas al partido de Oltra, que consideran que la clave es si la número dos del Gobierno valenciano acabará haciendo suyo el proyecto de Compromís, si se presentará con la marca Podemos a la presidencia de la Generalitat en las próximas elecciones autonómicas y si el Bloc se escindirá de la coalición en el congreso previsto para mayo.

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Otra de las dudas es si Podemos acabará por entrar en el Ejecutivo autonómico, algo que Oltra defendió desde el primer momento. Por lo pronto, con el 'sorpasso' a los socialistas consumado (el PSPV, con el 19,8% de los votos, quedó por debajo de la barrera psicológica del 20%), tanto en Compromís como en el PSPV niegan que los resultados electorales vayan a derivar en una crisis de Gobierno. En varias ocasiones, el presidente Puig ha insistido en que tienen un Ejecutivo "estable", con un acuerdo "razonable", y ha quitado hierro a que los de Oltra se hayan colocado como segunda fuerza de la comunidad porque, dice, los resultados solo se pueden leer "en clave nacional".

EL PP DESDEÑA A LOS SOCIALISTAS

También Oltra escenifica la buena sintonía con Puig siempre que puede. Bajo los focos, esta semana se abrazaron efusivamente --Oltra hasta lloró-- en la aprobación de los presupuestos de la Generalitat para el 2016, y en la copa de Navidad ella le tomó de la mano a él para salir juntos a comparecer ante los periodistas. Pero hasta en el PP valenciano, donde hasta el pasado verano pensaban que ignorar a Compromís bastaba para que no siguiera creciendo, su presidenta, Isabel Bonig, ya da al PSPV por "amortizado" y cree que Compromís y Podemos son "el único adversario" político, con Oltra como principal rival a batir.