Meritxell Batet, la negociadora catalana de Pedro Sánchez

El líder socialista confía en la capacidad de buscar consensos de esta barcelonesa

Meritxell Batet.

Meritxell Batet. / JOSÉ LUIS ROCA

ROGER PASCUAL / BARCELONA

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Antes de certificar la fallida de la XI legislaturaPedro Sánchez puso sus esperanzas de llegar a la Moncloa en un equipo de negociadores integrado por Antonio Hernando, Jordi Sevilla, Rodolfo Ares, José Enrique Serrano, María Luis Carcedo y Meritxell Batet. Esta última, una barcelonesa a quien los que la conocen ensalzan por su "catalanismo ponderado y racionalidad española", intentó explotar su capacidad para tejer complicidades y lograr formar Gobierno. 

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"Currante" es uno de los adjetivos que más repiten todos los consultados para este reportaje sobre Batet. Algunos recuerdan cómo aquella chica de familia humilde, que ahora tiene 42 años, se pagó la carrera de Derecho. "Estudiaba de día y ponía copas de noche, trabajando en el Nick Havanna y en Bikini". Tras licenciarse en 1995 siguió en la universidad, primero como profesora de Derecho Administrativo y posteriormente como profesora asociada de Derecho Constitucional de la Pompeu Fabra. Una de sus compañeras recuerda "las largas conversaciones en el edificio de la Pompeu en la estación de França, sentadas en el suelo, una al lado de la otra, compartiendo las ilusiones, los pequeños desengaños y discutiendo cómo cambiar el mundo. Ya por entonces tenía fuertes posiciones políticas. Era muy idealista pero tendía a racionalizarlo". Los que la conocieron en aquella época no se sorprendieron cuando dejó la carrera universitaria para dar sus primeros pasos en el mundo de la política. "No me extrañó porque sin duda tenía un perfil con mucho más interés por la política que por el ejercicio del derecho". En 1996 el director de su tesis, Josep Mir, le comentó que el entonces primer secretario del PSC, Narcís Serra, estaba buscando a alguien independiente en la primera secretaría del PSC y allí dio sus primeros pasos en el partido de su admirado Felipe González. Tras pasar por la Fundació Carles Pi i Sunyer, en el 2004 José Montilla la animó a que saltara al Congreso como diputada en el año de la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero

"Es inteligente, aprende rápido y sabe situarse", destaca una de las primeras personas que la trató en la Cámara baja. Pese a que ya lleva más 

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de una década en política, la mayoría pone en valor que no es de las que se aferran al sillón o al coche oficial. "Tiene adicción a la política, pero no tiene dependencia del cargo. A diferencia de otros, no es de aferrarse, ni de hacer valer galones. Con la misma naturalidad, daría clases o haría dictámenes jurídicos". En las Cortes, entre otras muchas cosas, encontró en la bancada rival al que sería su marido, el popular José María Lassalle. Al año siguiente se casaban manteniéndose fieles a sus ideales políticos: ella se presentó en el 20-D como número 2 de Sánchez en la lista de Madrid mientras que él es secretario de Estado de Cultura. Celosa de su vida privada, ha tenido dos hijas mellizas: Adriana y Valeria

Amante de la danza (una lesión en el tobillo le hizo abandonar la danza clásica y la encaminó hacia el derecho), un buen amigo destaca "la contradicción entre la apariencia de fragilidad física de su cuerpo de bailarina con una vehemencia que descoloca a mucha gente". Bajo su rizada melena hay "una mujer lista que sabe elegir con quien rodearse". En las primarias del PSOE esta catalana de mirada expresiva eligió ser pareja de baile de Eduardo Madina. "Era la primera vez que vi que se quería posicionar", comenta uno de los entrevistados, que recuerda que Meritxell siempre se había mantenido hasta entonces en segundo plano, en el coro de baile. "Antes tenía un perfil bajo. Ahora es más visible y, por tanto, más atacable". Tras su victoria, Sánchez la incorporó a su equipo y ahora confía en que su "capacidad de trabajo", de "buscar consensos" y aplicar "el sentido común" sirvan para evitar otras elecciones. "Conjuga la radicalidad de sus convicciones con el pragmatismo que impone la realidad. Tiene una capacidad de análisis, de comprender las cosas y explicarlas bien que es fundamental en política", señala uno de sus mayores admiradores, que vaticina "una enorme proyección y gran futuro" a una mujer "brillante" a la que ya se coloca en las quinielas para un hipotético gobierno socialista.