EL DEBATE SOBERANISTA

Mas entra en su semana decisiva

Artur Mas, junto a su esposa, Helena Rakosnik; Oriol Junqueras; Núria de Gispert, y otras autoridades, durante el acto celebrado ayer en Cardona.

Artur Mas, junto a su esposa, Helena Rakosnik; Oriol Junqueras; Núria de Gispert, y otras autoridades, durante el acto celebrado ayer en Cardona.

FIDEL MASREAL / CARDONA

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Si alguien todavía albergaba alguna duda, fue el propio president Artur Mas el que la despejó: el pulso entre el Gobierno central y el Ejecutivo catalán por la consulta soberanista ha entrado definitivamente en el terreno del regate corto. En palabras de Mas, ha llegado la hora de moverse «con habilidad y astucia». Anunciar, como hizo, que la esperada firma del decreto de convocatoria de la consulta tendrá lugar en un momento indeterminado de esta semana forma parte de la estrategia desplegada en esa partida de póquer en la que nadie dice ir de farol.

Mas aprovechó la solemnidad de la conmemoración del tricentenario del final de la guerra de sucesión en Cardona no solo para reafirmar su decisión de convocar a los catalanes a las urnas el próximo 9 de noviembre (con «determinación y firmeza», dijo), sino también para mantener el pulso dialéctico con el Gobierno del PP en términos políticos y jurídicos.

El líder convergente sabe que Mariano Rajoy -que el martes inicia un viaje oficial a China- tiene movilizado a su Gobierno y solo está a la espera de la publicación en el boletín de la Generalitat de la ley de consultas aprobada el pasado viernes en el Parlament para poner en marcha los mecanismos que conduzcan a la interposición de un recurso de inconstitucionalidad y la consiguiente suspensión. Si Mas se mueve deprisa, podrá convocar la consulta antes de que se produzca la suspensión, pero cuando esta llegue, afectará también a la convocatoria del 9-N.

El foco de la responsabilidad

El president subraya en los últimos días que este no es un problema legal. Sin embargo en Cardona se refirió al debate de la ley de consultas, en el que la diputada de ERC Gemma Calvet subrayó que el 9-N encaja en la Constitución. Mas hizo suyo este análisis y emplazó al Estado a no usar la Carta Magna en negativo. «Cuando ese marco se usa para silenciar la voz de un pueblo, entonces ya no es el mejor marco». Mas está especialmente interesado en destacar que el causante del inminente choque no es la propuesta soberanista sino «quienes nos dicen que tienen instrumentos para que no hablemos». Para CiU es clave que, si al final no hay consulta, el foco de la responsabilidad quede situado en la Moncloa y no en el Palau de la Generalitat.

Y dado que ahora se trata de jugar con «astucia», Mas no dio más pistas. Prefirió replicar a las palabras del sábado de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, que afirmó que Mas es president gracias a la Constitución. «Les quiero recordar que soy el presidente número 129» en la historia de la Generalitat, proclamó, entre aplausos de los presentes en la colegiata del castillo de Cardona.

El líder de CiU tuvo también palabras para el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que el sábado hizo una declaración de aprecio a los catalanes y les pidió que se mantengan en España. «Prefiero estos mensaje a los cargados de agresividad, pero, la mejor manera de amar a un pueblo es dejarle votar cuando quiere hacerlo».

El president apeló de nuevo al caso escocés como ejemplo democrático y subrayó que hoy en día «los conceptos de Estado e independencia» no son equiparables a los del pasado. Una reflexión que combinó con metáforas pensadas para un escenario como Cardona: «Después de 1714 Catalunya podría haber quedado petrificada como una estatua de sal y decidió no solo resistir sino espabilar y avanzar».