Mirador

Mas, antes mártir que traidor

JOAQUIM COLL

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El remodelado Govern deArtur Massabe que dentro de un año tendrá que optar entre convocar una consulta a la brava o llamar a los catalanes nuevamente a las urnas. La primera opción tiene en contra demasiadas cosas: su ilegalidad, la anunciada ambigüedad de la pregunta, la división política catalana, o los problemas, no menores, en torno al censo electoral. Aún así, igualmente se convocará, apelando a la legitimidad democrática, pero al final no se hará. Es una operación destinada al fracaso, aunque será interpretada al revés, como un éxito propagandístico. Y, claro está, servirá para queMasconvoque nuevas elecciones. Entonces, Catalunya se deslizará hacia la rebelión: el soberanismo planteará como inevitable una declaración unilateral de independencia en la siguiente etapa. Entre tanto, las costuras entre CDC y UDC saltarán por los aires. En función del resultado en las urnas, el viaje a Ítaca se consumará o se estrellará contra las rocas.

Este puede ser el Ejecutivo catalán más breve de la etapa autonómica. El pacto suscrito entreMasyJunquerasno deja casi lugar a otro escenario. Todo está subordinado a la famosa consulta. El 2013, pues, va a ser una año de preparación. Se tienen que poner en marcha los organismos, instrumentos y planes para garantizar la «transición nacional», las llamadas estructuras de Estado en materia fiscal, judicial, policial, energética o electoral. Se trata de un programa que desborda en todos los frentes el marco estatutario, y que hará aumentar muchos grados la tensión con el Gobierno del PP. Todo ello en medio de un año que va a ser socialmente peor que el actual, con el riesgo de que esta confrontación política se acabe convirtiendo en una peligrosa válvula de escape de otras frustraciones. Dicen que navegamos en rumbo de colisión. Sorprende que los que deberían evitarlo se pasen todo el día hablando de ello. Aunque, para nuestro consuelo, ahora nos dicen que ya no viajamos en tren sino en barco.

La pregunta que muchos se hacen es por quéMasse ha atado de pies y manos con la fecha de la consulta. Podía haber optado por el camino del medio, por ganar tiempo, lo que le hubiera llevado a posponer la consulta. Pero es prisionero de sus palabras. Ha ido demasiado lejos en las promesas, y bajo ningún concepto quiere acabar interpretando el papel de traidor. Recordemos que hace una década fue ungido delfín de Jordi Pujol sin mucho pedigrí catalanista, siempre ha transmitido un semblante frío y calculador, y a los independentistas nunca les pareció de fiar. La política catalana está quemando etapas velozmente. Hace solo dos días, estábamos con el pacto fiscal. Ahora ya con la consulta y la secesión. YMasha decidido que si en esta historia no le corresponde el papel de héroe, prefiere el de mártir.