La lista civil pone a prueba la solidez del frente soberanista

Artur Mas, en los pasillos del Parlament.

Artur Mas, en los pasillos del Parlament.

FIDEL MASREAL / NEUS TOMÀS
BARCELONA

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«El presi manda, nunca ha fallado». Es la frase con la que un diputado de Convergència resume su punto de vista. Artur Mas tratará la próxima semana de reconducir el lío que se ha montado con la propuesta de crear una lista electoral sin políticos en activo. El presidente se mueve bajo una premisa: no hacer el ridículo, que nadie pueda impugnar la candidatura.

La reunión con partidos y entidades estaba prevista en principio para hoy, pero la CUP celebra una asamblea este fin de semana para tratar la cuestión. Un factor clave será la actitud de Esquerra. Aseguran en el desconcertado mundo convergente que Oriol Junqueras lanzó un desafío (¿debemos llamarlo farol?) como respuesta al envite de Mas en su conferencia de Molins de Rei. Y saben que ERC mantiene como primera opción la de que se presenten tres listas soberanistas.

EXPECTACIÓN

Pero hay otra pieza clave en este rompecabezas. Es Jordi Sánchez. Fuentes cercanas al líder de la Assemblea Nacional de Catalunya (ANC) sostienen que está más que disconforme con la decisión que tomó el secretariado de esta entidad o al menos con la que se anunció el miércoles, o sea, la de avalar la propuesta de lista sin políticos.

Sànchez comparte al 100% dos ideas básicas de Mas: no hacer el ridículo con propuestas inviables, impugnables o no generadoras de consenso, y, por otra parte, no desaprovechar ningún activo del soberanismo. Su apuesta al acceder a la ANC era la de reconducir consenso y tejer complicidades, pero no subirse a carros en forma de ultimátums o hiperventilación independentista.

Su posición es delicada, en una organización que reproduce las visiones sobre la independencia tanto de convergentes, como republicanos e incluso de la CUP.

La insinuación que lanzó Mas en 8-TV respecto a posponer las elecciones («no estoy dispuesto a hacer cualquier cosa») se ha interpretado por una parte de la izquierda como un ejercicio de autoritarismo y, a la vez, de debilidad. En cambio, en Convergència lo leen como un toque de atención. «Quiere convocar las elecciones, otra cosa es si puede. Yo ya hace tiempo que lo habría dado por imposible», argumenta un diputado convergente del sector moderado.

LA BATALLA

Así las cosas, la batalla de la semana que viene se presenta -según un conseller- «difícil pero no imposible», y sí hay un punto de consenso es: caixa o faixa. Es ahora o nunca. Es lograr un acuerdo (que para Mas ha de pasar por una solución viable y jurídicamente inatacable) o se vuelve a la casilla de salida de las tres listas, con el desgaste consecuente.

En el bando de los optimistas, recuerdan que Mas ha salido airoso de la formulación de la pregunta y la fecha de la consulta, y que aprobó el presupuesto de este año. En el otro plato de la balanza, con todo, se podría recordar que no hubo lista única con ERC en las europeas.

Uno de los que ayer habló más claro y expresó cuál es la estrategia de CDC fue el conseller de Territori, Santi Vila, quien subrayó que Mas, es un «activo imprescindible» en el proceso soberanista, por lo que debe formar parte de la candidatura unitaria para el 27-S ya que si no, alertó, «esto no saldrá adelante». Vila, en declaraciones a TV-3, recordó que este es un proceso lleno de incertidumbres, por lo que abogó por «enviar un mensaje de seguridad, también a la gente de orden que apoya el proceso».

EL TOQUE DE ALERTA

Mientras, el líder de Unió, Josep Antoni Duran Lleida, que ahora mide más que nunca sus intervenciones, avisó ayer de que Catalunya «no puede permitirse la inestabilidad» que generaría esa candidatura sin políticos que él considera «un despropósito». En una entrevista en Antena 3, el dirigente  fue categórico: «Esta inseguridad no se la puede permitir Catalunya, ni España ni ningún otro país». «Me parece un despropósito, no puedo explicarme un Parlamento sin políticos», añadió Duran, quien aseguró que esto «ni se entiende aquí ni en Bruselas». El líder de Unió aprovechó para presentar a su partido como el antídoto contra los «populismos económicos» y el «independentismo exprés».

El toque irónico lo puso el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo, quien aprovechando una visita a Barcelona se refirió a la candidatura sin políticos que se ha puesto a debate. Y lo hizo recurriendo a un curioso símil futbolístico: «Me parece peculiar esta idea de las listas sin políticos, me parecería como intentar hacer un Barça sin futbolistas, pero es una decisión que ellos deberán tomar».