Herencia y lluvia de cifras

GEMMA ROBLES / JUAN RUIZ SIERRA / Madrid

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Desde las primeras palabras del único debate que protagonizarán en la campaña electoral a las europeas, Miguel Arias Cañete (PP) y Elena Valenciano (PSOE) han dejado claras sus estrategias: él se ha dirigido a ella como "Elena", evitando las fórmulas de respeto, y ha dejado el "ustedes" para los telespectadores, a los que ha pedido apoyo no por interés de partido, ha dicho, sino para garantizar que España tiene peso en Europa para salir definitivamente de la crisis.

La dirigente socialista ha saludado a su adversario político con un "buenas noches, señor Cañete", dejando los guiños de cercanía para el público al que, mirando a cámara, ha reclamado el voto el próximo 25 de mayo para dar un giro a la izquierda que permita "reconquistar" derechos y aparcar en Europa la política del "recorte a toda costa" que ha afectado, ha insistido, a muchos españoles abocados a la pobreza.

 A partir de ahí, ambos, aún con nervios y cierta rigidez (Arias Cañete lo leía todo y mostraba gráficos; Valenciano interrumpía mientras repasaba apuntes), se han enfrascado en una lluvia interminable de cifras económicas. Por parte del PP, el objetivo era tratar de demostrar que la España que dejó el partido de Valenciano, de la mano del expresidente José Luis Rodríguez Zapatero, era un desastre que en dos años, a su juicio, ha devuelto a la vida el Gobierno al que él mismo ha pertenido, el de Mariano Rajoy. "Hemos estabilizado al enfermo y ahora volvemos a crecer", ha apuntado al principio. En cambio, ahora, ha concluido, el país "está volviendo a crecer".

DIFERENCIAS

La intención de la candidata socialista era convencer de que la recuperación no ha llegado a un país con ingentes cifras de paro y escandalosas tasas de pobreza. Ante la impresión, muy extendida en los últimos años, de que poca diferencia hay entre conservadores y socialistas, Valenciano se ha esforzado en subrayar que no tienen nada que ver. Ese ha sido su mensaje principal, llevado incluso a sus palabras finales. "El señor Cañete y yo tenemos ideas muy distintas y defendemos intereses muy diferentes", ha concluido.

Más tranquilos, especialmente Valenciano, se han mostrado en el segundo bloque temático, referido a las políticas sociales, en el que les ha costado algo entrar: aún han dedicado unos minutos de este espacio a discutir si España ha sido o no rescatada. Cañete lo ha negado y Valenciano le ha afeado que tratase de ocultar que se había inyectado dinero a los bancos en el rescate financiero. Cerrado ese capítulo, ha retomado el turno Cañete para recalcar que no hay mejor política social que la que garantiza empleo, y que si alguien impulsó un verdadero "atentado" contra el Estado del bienestar fue Zapatero, en mayo de 2010, con recortes en pensiones y prestaciones sociales.

Valenciano ha cargado contra los recientes recortes educativos y sanitarios. También contra la actitud que ministros como Cristóbal Montoro, titular de Hacienda, han mostrado ante cifras de pobreza facilitadas por onegés. Ha llegado de nuevo la guerra de números: que si el PSOE destruyó más de 3,5 millones de puestos de trabajo, que si el PP prometió crear empleos que no existen... ¿Y las propuestas? En un debate que se ha movido en términos poco europeos, y muy nacionales, la candidata socialista, a diferencia de Cañete, ha expuesto algunas. Entre otras, apartar la investigación y la educación del cómputo del déficit, crear un salario mínimo en toda la UE y aumentar los fondos contra el paro juvenil.

ABORTO Y AGRICULTURA

Ante un formato de programa tan estricto, con los tiempos tan medidos, apenas ha habido debate. A Cañete se le ha visto cómodo en las materias de su antiguo ministerio: aquí se ha presentado como el salvador de la pescaagricultura y ganadería española. Valenciano, como era previsible, ha hecho mucho énfasis en la restrictiva reforma del aborto del Gobierno. Primero se ha presentado como madre. Después ha concluido: "Siempre han tenido una relación muy difícil con la libertad. Sobre todo, la de las mujeres".