análisis

Gana Mas, pierden Montilla y Zapatero

Joan Tapia

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A salvo de que se produzca algún cambio menor, la primera conclusión de las elecciones autonómicas de ayer es clara: CiU tiene una mayoría muy sólida y Artur Mas será sin duda el próximo president de la Generalitat y podrá gobernar con bastante comodidad. CiU vuelve al poder, pero Mas lo hace ahora por méritos propios, no solo como heredero del pujolismo tradicional. Habrá que estar atentos, pues, a sus gestos: las pistas sobre alianzas y el Govern.

La segunda conclusión es la gran derrota del tripartito, que pierde 22 de los 70 escaños que tenía hasta ahora y queda muy lejos de la mayoría absoluta, cifrada en 68. ERC es el partido que más pierde (parece que gran parte de sus electores vuelven a CiU), pero la gran derrota es la del PSC, la de José Montilla y de José Luis Rodríguez Zapatero. ¿Por qué esta derrota tan fuerte, que deja al PSC con la peor cifra de diputados de su historia? La razón solo es una: porque no ha sabido mantener el timón, no ha dominado a sus aliados, la entente con Zapatero no ha garantizado el Estatut (lo que le desdora como partido catalanista) y la crisis le castiga. Pero hay más. En la campaña electoral, Montilla tuvo que decir que no le gustaba su Govern (que no repetiría el tripartito) y que él no se volvería a presentar. En suma, el PSC sabía que perdía y además dimitía.

Y si el PSC iba de perdedor, era lógico, inevitable, que el voto central de la sociedad se dirigiera hacia CiU y un líder que había aguantado dos fracasos sucesivos. Era imposible que los electores emigrasen con fuerza a partidos respetables pero alejados de la centralidad, como el PPC, ERC o ICV. Pero quizá el gran motivo del fracaso socialista es no solo la falta de un discurso creíble (no contradictorio), sino también no haber defendido un proyecto claro. El PSC se ha dedicado a intentar gestionar una alianza complicada y una obra de gobierno más positiva de lo que se dice, pero no ha sabido comunicar ni su propuesta propia ni su relación con el PSOE y Zapatero. El Govern no ha tenido un portavoz con autoridad, pero el aparato de Nicaragua tampoco ha estado a la altura. Además, no ha sabido ejercer el mando, algo fatal para un partido que pretende gobernar.

Alicia Sánchez-Camacho recibe el premio al esfuerzo y el PP sube de forma notable. Forma parte de Catalunya y se comprueba que es un error excluirlo. Pero Mariano Rajoy debe reflexionar. El voto de castigo al tripartito se ha dirigido de forma prioritaria a CiU, un partido más centrista y sin tics anticatalanes. Finalmente, el Parlament estará mas legitimado por la subida sensible de la participación.